Lotería Navidad 2013: La «maldición de Alicante», ni un Gordo en el franquismo

De esta forma, entre 1937 , durante los primeros meses de la guerra, cuando tocó la lotería por última vez , y 1987, cuando el Gordo volvió a Alicante -ya con el PSOE de Felipe González en el poder-, la suerte pasó de largo año t ras año en cada Sorteo de Navidad. A decir de los más viejos del lugar, el divorcio entre la capital alicantina y el azar obedecía a una maldición que habría lanzado el mismísimo Franco , por haber sido Alicante la ciudad en la que murió fusilado el líder falangista José Antonio Primo de Rivera , en los primeros días de la guerra, y la última en rendirse.

Lo cierto es que la capital alicantina se convirtió en una de las plazas estratégicas de la república durante los tres años de conflicto. No solo fue a donde se envió a Primo de Rivera -detenido y encarcelado poco antes de estallar la guerra-, que moriría ajusticiado, sino que fue la última ciudad en mantenerse leal al gobierno republicano (algunos de cuyos miembros, de hecho, huyeron desde el puerto de Alicante en las horas previas a la victoria del bando nacional). No fue hasta el 30 de marzo cuando una unidad del ejército fascista italiano entró en la ciudad, horas antes de que se diera por concluida la guerra, el 1 de abril.

Si bien no existe ninguna prueba de que Franco pronunciase efectivamente una maldición contra Alicante, sí es cierto que durante su régimen solo visitó la capital alicantina en una ocasión , en 1949 (diez años después de terminado el conflicto), para inaugurar el edificio del Gobierno civil (hoy la Subdelegación del Gobierno). Nunca más regresó. Al menos, en un acto oficial.

Desde el final de la guerra y hasta la muerte de Franco, ni una sola vez cayó el Gordo de Navidad en la capital alicantina . El rumor adquiría carta de naturaleza y los alicantinos, pese a jugar religiosamente todos los años, empezaban a tener asumido que nunca les iba a tocar por culpa de la «maldición». Por fin, en 1987 (más de diez años después de la muerte de Franco, y medio siglo después del último primer premio), el número 20.064 volvió a desbordar la alegría entre los alicantinos. Como suele pasar hoy en día, fue un premio muy repartido.