Los heridos en el tiroteo de Sanchinarro fueron cobradores en un secuestro en 2011

John Eduard Libreros Ortiz , de 41 años, recibió un disparo y se lanzó por la ventana del cuarto piso del número 91 de la calle Niceto Alcalá Zamora huyendo de una muerte segura . Según algún testigo, primero se descolgó por la fachada, de ahí que sus heridas no fueran tan graves. Su compañero y cómplice, Johan Sebastián Morán Mosquera , de 23, le secundó y se arrojó al vacío desde la ventana, este sí, sin pensárselo. Se partió una cadera y las piernas; su estado se ha complicado, al parecer por alguna herida interna.

Huida en minutos

Libreros, cuando llegaron los agentes al lugar del suceso, contó que habían acudido a esa vivienda de Sanchinarro en torno a las cuatro de la tarde para realizar una transacción de droga. La operación no solo no se llevó a cabo, sino que otros cuatro colombianos los esperaban en el interior del piso armados con pistolas y una escopeta de cañónes recortados. Prácticamente no hubo tiempo de nada, según esta versión, dado que a las 16.45 ya había entrado una llamada de alerta en la Sala del 091 avisando de que había un hombre herido en el patio interior del bloque.

La versión del herido señalaba que en la casa había cuatro hombres armados y atrincherados, de ahí el enorme despliegue policial y el pánico que se vivió en el entorno cuando la Policía llamó casa por casa pidiendo a los vecinos que no abrieran puertas ni ventanas ni contestaran a nadie que no fueran los propios agentes. Una vez que se aseguró el bloque y las inmediaciones, los policías accedieron al piso 4º A, lugar de los disparos , pero se encontraron la casa vacía. En su precipitada huida los narcos abandonaron fajos de billetes de 500 euros y droga , que se está analizando.

En ese piso residían desde no hace mucho, según los vecinos, un matrimonio colombiano con su hijo. La principal hipótesis policial es que la transacción de droga mencionada por el herido era en realidad un «vuelco» , es decir un robo de estupefaciente o dinero a los otros narcos. No se descarta, no obstante, que los dos heridos fueran los encargados de cobrar una deuda para otra banda. No sería la primera vez que Libreros y Morán actúan como intermediarios. En octubre de 2011 el Grupo de Secuestros de la Comisaría General de Policía Judicial los detuvo a ambos en Madrid cuando se disponían a ejercer como cobradores del rescate de un secuestro.

Un español, que reside en Santander, y también se dedicaba al tráfico de drogas fue retenido en Colombia. A su familia, se le exigió el pago de un rescate. El lugar de la cita, convenido en la capital, fue interceptado y allí fueron arrestados los dos cobradores.

La víctima se retractó

Pocos días después, el Juzgado de Instrucción de Santander encargado del caso los dejó en libertad con la prohibición de abandonar España. La razón es que la víctima, una vez liberada, aseguró que en realidad no había sido un secuestro, sino una simulación, por lo que el caso quedó prácticamente desarbolado. Los agentes españoles y también los colombianos estaban seguros de que sí se había producido el delito, pero la víctima pretendía evitar las represalias y seguir dedicándose al negocio de la droga.

«Los narcos exigen una fianza personal. Es decir, en una operación de droga les tiene que acompañar alguien cercano al comprador al país de origen. Allí está unos cuantos días, casi de vacaciones, si todo sale bien. Pero si no, se convierte en la prenda, el objeto del canje». Además de este antecedente, al herido de bala le consta otro por falsificación documental . A la espera de saber en qué consistía la «transacción», la Policía continúa buscando a los cuatro narcos que protagonizaron el tiroteo y que se habían esfumado cuando los agentes entraron en la casa.