Un año después
«El incendio del Monte Pindo fue devastador, pero hacia 2018 estará ya recuperado»
La propagación del eucalipto, cuya semilla es resistente al fuego, amenaza a otras especies como el roble enano. En primavera, la Xunta comprobará el estado de la masa forestal tras dejar que se recupere sola dos años
lidia rey
El paraje natural del Monte Pindo, incluido en la Red Natura, ocupa una extensión de 4.628 hectáreas, de las que 2.323 quedaron totalmente carbonizadas tras el incendio más devastador del verano de 2013 en Galicia . La virulencia con la que se propagó ... el fuego, avivado por el fuerte viento, provocó que las llamas cercasen varias viviendas —medio centenar fueron desalojadas en la parroquia de O Ézaro— e incluso lograse atravesar la barrera natural formada por el río Xallas, después de tres días avanzando sin control.
Gran parte de este macizo no es accesible a pie debido a sus pendientes, donde únicamente se puede actuar con medios aéreos. En ese entorno suelen producirse, en días de «nordés», incendios de una propagación muy rápida que suelen coincidir con una gran actividad incendiaria en la zona. Y todos estos factores se alinearon el 11 de septiembre del pasado año para provocar el mayor incendio del curso.
El pasado jueves se cumplía el primer aniversario de la tragedia que tiñó de negro y cubrió de cenizas el corazón del Monte Pindo. Por ello, la Asociación Monte Pindo Parque Natural organizó ayer una marcha reivindicativa de 10 kilómetros por el conocido como «Olimpo Celta» en la que participaron unas 200 personas. Los promotores se quejan del «abandono» que sufre la zona, un año después del agresivo incendio, y reclaman a la Xunta más recursos para velar por la recuperación de este espacio natural.
Sin embargo, el Ejecutivo autonómico defiende su actuación, que fue inmediata. «Hubo algún día que había medios trabajando en la protección del suelo, y medios apagando fuegos en montes cercanos que volvieron a avivarse», afirma a este periódico Tomás Fernández-Couto, secretario general de Medio Rural y Montes. Y es que, para evitar el posible arrastre de las cenizas que pueden provocar las lluvias, con la consecuente contaminación de las aguas, la prioridad era actuar en el terreno antes de la llegada del otoño. Y así fue.
En un primer momento —explica el secretario de Medio Rural— se concretaron aquellas zonas donde las posibles pérdidas de suelo y los efectos de la erosión podían ser más elevados; se definieron los puntos en los que era posible acceder para llevar a cabo las medidas; y se diseñó un protocolo, unas «líneas de trabajo muy tecnificadas», para la recuperación de suelos quemados. «Son actuaciones que sorprenden a la gente pero que, después de análisis detallados de la evolución de este tipo de situaciones, coincidimos en que lo más recomendable es el llamado mulch », apunta Fernández-Couto. Esto es la cobertura del suelo con paja imitando el efecto de las hojas caídas, que evita el impacto directo de las gotas y la creación de microcorrientes que arrastren partículas del suelo.
Se aplicó está técnica en unas 30 hectáreas de terreno. También se limpiaron puntos de drenaje natural en otras zonas para evitar acumulación de agua y el consiguiente arrastre. Pese a que la Consellería aclara que se efectuaron actuaciones en los lugares de mayor riesgo de erosión, para la Asociación Monte Pindo no fueron suficientes. Con todo, la Xunta defiende su actuación: «De no realizarse de inmediato, se perderían entre 30 o 40 toneladas de suelo por hectárea, en cambio, tras estas actuaciones puede haber una o media tonelada de pérdida, osea que la recuperación es prácticamente total», asegura el máximo responsable en materia forestal.
Robles, pinos y eucaliptos
A partir de entonces el proceso se ralentiza y toca esperar que la recuperación natural de la vegetación actúe. «Los robles están rebrotando. Está empezando a regenerar el pino y el eucalipto —cuya semilla se multiplica debido a su resistencia al fuego y a su facilidad de propagación favorecida por el viento—. Hay que dejar que pase este invierno y en la primavera del año que viene evaluaremos si es necesario una ayuda para estas zonas. Habrá que estudiar, sobre todo, la población de eucaliptos y pinos, para que la densidad natural de estas dos especies no sea mayor que antes», explica Fernández-Couto. Precisamente, la asociación Monte Pindo critica al respecto: «El eucalipto amenaza el hábitat del roble enano, la joya de la corona del lugar», pues de esta especie protegida solo se tiene constancia en el Pindo.
Pasado el primer examen, cuyos resultados se acercan a los previstos, toca esperar a la primavera de 2015 para comprobar cómo evoluciona la masa forestal en el segundo año y decidir si ejecutar nuevas medidas de actuación. Entre tanto, el secretario de Medio Rural y Montes se anticipa: «La capacidad de recuperación de la vegetación en Galicia es espectacular, probablemente, en tres o cuatro años el Pindo podrá estar recuperado».
«El incendio del Monte Pindo fue devastador, pero hacia 2018 estará ya recuperado»
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