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Excavando en busca de raíces gaélicas

Los investigadores del Proyecto Gaelaico investigan posibles trazas de la lengua gaélica en la Comunidad. Su último hallazgo, una inscripción en Betanzos, levantó la polémica entre historiadores y arqueólogos

Excavando en busca de raíces gaélicas turgalicia

jorge pan

Profundizar en los orígenes de una lengua o una cultura es siempre una tarea apasionante. En el sustrato y en las raíces donde se basa un árbol milenario, como es el de la cultura gallega, hay matices, influencias y contribuciones desconocidas, sobre las que en ocasiones no hay mucho más que hipótesis muy difíciles de comprobar con exactitud.

Los integrantes del Proyecto Gaelaico , una organización «privada e independiente», como ellos mismos recalcan, se marcaron como objetivo identificar las raíces gaélicas que —están convencidos— se pueden encontrar en Galicia. Topónimos sobre cuyo origen todavía queda mucho que discutir, palabras sospechosamente similares a las de otras lenguas atlánticas e inscripciones que podrían comprobar la tesis principal de los investigadores comandados por el traductor Martín Fernández Maceiras: que «se hablaron lenguas gaélicas en el noroeste de la Península ibérica antes y después de la presencia romana» y que hay un sustrato celta en la lengua y la toponimia gallegas.

Un sustrato que haría más tangible la mítica figura de Breogán, un rey celta del que cuentan en el Libro de la Conquista de Irlanda que fundó Brigantia y allí construyó una torre. Aunque Eduardo Pondal convirtiese a Galicia en «fogar de Breogán», su vinculación con la tierra nunca estuvo demasiado clara.

«Durante muchos años se afirmó que en Galicia no había más celta que el Celta de Vigo y los Celtas Cortos», se lamenta, irónico, este traductor. Para ellos, la relación es evidente ya desde los nombres de las lenguas gaélicas: el gaeilge de Irlanda, gàidhlig de Escocia y gaelg de la isla de Man tienen un sospechoso parecido con el galego de Galicia. Incluso especulan con que uno de los rasgos dialectales más extendidos entre los gallegohablantes, la gheada, tenga una raíz gaélica. Ven en este fenómeno «la realización fonética de la consonante velar sonora "g" como una fricativa sorda similar a la "h" de la palabra inglesa house». «Además, la pronunciación gallega del verbo estar, "tar" es exactamente igual al gaélico antiguo», puntualiza Fernández Maceiras.

Su último descubrimiento, publicado hace unos días, fue la hipotética vinculación con el gaélico de una inscripción presente en la iglesia de Santiago de la localidad coruñesa de Betanzos, un templo construido en el siglo XIV con unas misteriosas letras. Reconstruyendo los trazos más erosionados, los integrantes del Proyecto Gaelaico aseguran ver la palabra «Gaeltacht», que traducen como «zona de habla gaélica».

Críticas a esta hipótesis

Esta interpretación del grabado destapó una auténtica polvareda entre historiadores y arqueólogos de la zona. El director del Museo das Mariñas de Betanzos, Alfredo Erias, que les presentó en la rueda de prensa donde hicieron público su hallazgo, considera «absolutamente imposible» que esas letras conformen una inscripción en gaélico y destaca que «no hay más que dar la vuelta a la piedra para ver muy claramente las letras MNADA», que vincula a palabras «no fáciles de leer» pero escritas, en todo caso, «en latín o en gallego». Por su parte, el director del Museo Arqueológico de La Coruña, José María Bello, tacha, con bastante menos diplomacia que su colega betanceiro, la hipótesis del Proyecto Gaelaico de «tocomocho» y pide también que se le de la vuelta a una piedra «evidentemente reutilizada».

«A lo mejor nos pasamos metiéndonos donde no debíamos», se lamenta Martín Fernández Maceiras, que insiste, no obstante, en que la suya es tan solo «una lectura» y critica a quienes han vinculado su proyecto con grupos políticos o incluso intereses económicos. «En el Proyecto Gaelaico hemos invertido cerca de 100.000 euros: cada socio puso 300 y lo demás lo conseguimos mediante la inversión privada de dos socios, uno de ellos yo», insiste, mientras que señala como una de sus prioridades «buscar más turismo cultural para Galicia», pues la tradición gaélica es un rico filón para lugares como Irlanda o Escocia .

Tras la polvareda que levantó la inscripción de Betanzos, los investigadores del Proyecto Gaelaico intentan desmarcarse de un intercambio de «reacciones y contrarreaciones» publicando otras interpretaciones sobre la toponimia gallega. La última, Manzaneda. Consideran que la vinculación habitual con el latín vulgar «mattiana» (manzana) tiene menos sentido que emparentarlo con el topónimo irlandés «Mám Sneachta», «puerto de montaña de nieve». ¿Se convertirá Galicia, 124 años después de que Pondal compusiese su poema, en el auténtico «fogar» de un Breogán gaélico?

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