Los diez mejores futuros del mundo

Y, ahora, como guinda a este pastel, el restaurante que ocupa el semisótano del hotel, el Alma del Temple, ha sido destacado por una prestigiosa publicación internacional como uno de los diez restaurantes más bonitos del mundo. No es de extrañar. Si a una ubicación excepcional le añadimos unos restos de la muralla árabe perfectamente integrados en el proyecto y el interiorismo de un fenómeno como Francesc Rifé, no es de extrañar que se haya conseguido este galardón.

Solo falta añadir algún mérito más al asunto. Por ejemplo, el papel de Santiago Máñez que es el socio que está al píe del cañón todos los días en el hotel y el restaurante. Hace unos meses tuve la oportunidad de hablar con él en un par de ocasiones y me quedó claro que se trataba de alguien completamente entregado a su proyecto y convencido de su futuro. Una de esas personas en perfecta comunión con el proyecto que comanda y comunica.

Lo cierto es que es un placer formar parte de una sociedad que desde la más profunda crisis, cuando las cosas peor apuntan, es capaz de poner en marcha proyectos como Caro Hotel y como el Alma del Temple, un restaurante que consigue hacerse un hueco entre los diez más bonitos del mundo. Es un placer porque proyectos como estos, alumbrados con fuertes inversiones en una época en la que nadie parecía dispuesto a exponer su dinero en nuevas empresas, nos hacen recuperar la esperanza en que en esta tierra hay futuro. Uno de los diez mejores futuros del mundo.