Un juzgado ordena cerrar un casal fallero por exceso de ruido

En una sentencia, hecha pública por los demandantes, la juez estima parcialmente la demanda interpuesta por la comunidad de vecinos del número 1 de la plaza Profesor Santiago Grisolía, de manera que extingue los derechos de la falla respecto al local que ocupaban y prohíbe a los propietarios utilizarlo durante seis meses.

La magistrada considera probado que «el sonido o ruido que se provoca desde el citado casal al ser utilizado por los miembros de la falla se percibe desde las viviendas» del citado inmueble de forma «persistente y excediendo de lo normal».

Así lo prueban, según la sentencia, las declaraciones de varios testigos y las dos mediciones realizadas en dos domicilios del primer piso, que «exceden los límites marcados por la ley» autonómica y las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.

Ambas normativas establecen un límite de 30 decibelios en horario nocturno, mientras que las mediciones realizas por los vecinos registraron entre 36 y 39 decibelios en ese horario.

La juez rebaja la indemnización de 3.000 euros reclamada por los vecinos, y condena a la falla a pagar mil euros a la comunidad de vecinos, y a los propietarios del local a abonar otros 500.

Esta sentencia no es firme y contra la misma se puede interponer un recurso de apelación en el plazo de veinte días.

El bufete de abogados Carrascosa & Pérez Abogados, encargado de defender a los vecinos, ha recordado en un comunicado que en marzo de 2009, «la Justicia cerró de idéntica forma el casal de la falla General Pando-Serrano Flores de Valencia por ruido».

Asimismo, ha destacado que en la actualidad este despacho, «especialista en contaminación acústica, tiene en estudio varios casos contra otros casales falleros de la ciudad de Valencia, que por no insonorizar sus casales producen molestias a sus convecinos».