Un iceberg artístico en el centro de Barcelona
La Fundación Godia exhibe algunas de las joyas de la colección Cal Cego en la muestra «Iceberg: la realidad invisible»
maría güell
La nueva línea de dirección de Nadia Hernández al frente de la Fundación Godia pasa por dar el protagonismo a los coleccionistas. Ahora tenemos la suerte de descubrir algunas de las joyas de la colección Cal Cego, con sede en la calle Córcega, bajo un ... título muy excitante: “Iceberg: la realidad invisible”.
La comisaria Montse Badia (también directora artística de Cal Cego) disfruta desconcertando al público con esta selección de obras que oscilan entre la realidad y la apariencia. Entramos en la sala y nos recibe el beso más famoso de la historia del cine en blanco y negro, Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, sobre una enorme pantalla. “No es una foto fija sino un vídeo de ocho minutos del artista suizo Andreas Kaufmann que ha ralentizado la acción para inquietar al espectador que sólo puede ver su intervención si deja de ver la imagen y vuelve al cabo de unos minutos”, explica Badia.
La fotografía de Stan Douglas del espectacular Cine Majestic de la Habana convertido en una carpintería, o la instantánea del esqueleto de un imponente edificio abandonado en DF donde ahora viven indigentes, de Santiago Sierra, también forman parte de este ejercicio de discernir entre la apariencia y la vida real. “Sierra ilumina este edificio que nadie quiere ver”, apunta Badia.
Manzanas de la finca de Newton
En otra de las paredes descubriremos un bodegón contemporáneo de la escocesa Christine Borland compuesto por treinta frascos de mermelada artesanal. “Los bodegones cercan en un espacio pequeños objetos cotidianos y aquí vemos una nueva interpretación de bodegón –explica Nadia Hernández-; además tiene una doble lectura porque las manzanas con las que se hicieron estas mermeladas son de la finca de Isaac Newton y por lo tanto propone una reflexión sobre el conocimiento científico”.
A su lado vemos un bodegón tradicional de Juan Van der Hamen con un cesto de guisantes y cerezas flanqueado por dos jarrones de cristal. “En este cuadro los objetos son trascendentes”, subraya Hernández.
Cal Cego sigue de cerca a los artistas. “Por ejemplo, hemos seguido desde el principio la obra de Ignasi Aballí (Barcelona 1958)”, añade Badia mientras reconoce que esta colección está muy viva.
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