«Siete millones de turistas no son para rasgarse las vestiduras»
Jordi Clos, presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona, se congratula del nuevo Plan de Usos de Ciutat Vella
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El centro de Barcelona, como el de cualquier ciudad, sigue transformándose. Esta semana se anunció la modificación del Plan de usos para Ciutat Vella, que da marcha atrás al veto hotelero y de nuevos locales que se aprobó en el anterior mandato. A pesar ... de la negativa de las asociaciones de vecinos y de apartamentos turísticos, el Gremi d’Hoteles de Barcelona se muestra a favor de la iniciativa.
Aún no se ha puesto en marcha la nueva resolución y ya se prevé la apertura de cuatro nuevos establecimientos en la zona. El presidente del gremio no puede esconder su satisfacción. “ Es una medida necesaria, no tiene sentido tener palacios abandonados o llenos de okupas y drogadictos, en lugar de renovarlos y abrirlos al público”, asegura Jordi Clos.
Para el empresario se trata de una medida necesaria. “Edificios catalogados pueden resurgir y convertirse en un atractivo patrimonial en sí mismo, que no solo disfrutarán los turistas, sino también los locales”, explica. Derby Hoteles, propiedad de Clos, ha invertido en los últimos años más de 30 millones de euros en la renovación de dos edificios catalogados en el centro, el Hotel Bagués, en las Ramblas, y el Hotel Arai, en Avinyó. “Por lo pronto no invertiremos más”, confiesa.
«No tiene sentido tener palacios abandonados llenos de okupas en lugar de renovarlos»Sin embargo, confía en que este nuevo plan permitirá a otros invertir y rehabilitar proyectos que estaban parados . Uno de ellos es el de convertir el antiguo Hospital de Sant Sever, en el calle Palla, a un costado de la catedral, en un hotel de lujo. Las obras llevan paradas desde el 2010, cuando salió a la luz que se habían obtenido los permisos urbanísticos de forma ilegal. “Es un edificio que se está cayendo, está tapado con lonas, y su rescate sumaría mucho al patrimonio histórico de esta ciudad”, explica.
Ante el rechazo de los vecinos al nuevo plan, el hotelero explica que estos espacios no serán únicamente para turistas, sino que también podrán ser utilizados por los barceloneses. “Ahí podrán cenar, comer, hacer reuniones, visitar sus terrazas”, apunta. “Todos se beneficiarán de ello”, comenta. Considera además positivo que se permita la construcción de nuevos establecimientos en el Paral.lel, pues “esto logrará que se pueda por fin rehabilitar la avenida”.
Apartamentos turísticos
A los quejumbrosos, el presidente del gremio les dice que “es fácil decir que esto perjudicará a la ciudad cuando sus hijos no tienen uno de los 35.000 trabajos directos y 150.000 indirectos que genera el turismo en Barcelona”, se lamenta. “Afortunadamente no hemos sufrido la recesión turística que han tenido ciudades como Bilbao, Valencia o Madrid”, comenta. En 2012, Cataluña recibió un 9,8% más de visitantes internacionales, debido principalmente al aumento de los turistas franceses, en tanto que en Madrid el aumento fue tan solo del 2,1% y en Valencia del 0,1%.
Para Jordi Clos, “lo que es un cáncer para esta ciudad son los apartamentos ilegales ”. Esos que han puesto al Ayuntamiento de cabeza. Desde el Consistorio manejan cifras sin confirmar. “Pueden ir de 1.000 a 8.000”, aseguran. El crecimiento explosivo de los pisos turísticos que están fuera de la ley ha aumentado en los últimos dos años exponencialmente gracias a páginas de internet que permiten hacer las reservas en línea y de persona a persona, como Airbnb. “A ellos son a los que tendríamos que echarles fuera (los apartamentos ilegales), no a esta iniciativa, que es una de las pocas que se han hecho con la cabeza y no con pura demagogia”, comenta tajante Clos.
Los tiempos que corren no son para quejarse de las visitas. “En Barcelona hay 7 millones de turistas al año, mucho menos que los 23 millones que recibe París o de los que recibe Londres”, asegura. “Siete millones no son para rasgarse las vestiduras”, agrega. El empresario insiste en que la mala imagen que han dado los turistas ha sido causada por los pisos turísticos. “La gente que se queda en un hotel no hace ruido, ahí no hay descontrol ni despedidas de solteras”, comenta.
Sin duda, un hotel puede ser una inyección de células positivas para un barrio cancerígeno, como en su momento el Barceló Raval lo fue para esa zona. Aún así, por esa experiencia, también se sabe que los hoteles no son lo único que se necesita, pues con los turistas, aumentan otras actividades, como los robos, la prostitución y la venta ilegal.
De la última experiencia del empresario, el Hotel Arai, que colinda con la conflictiva Plaza de George Orwell, asegura que “hemos recibido 200 felicitaciones, en comparación con la queja de alguno”. “La realidad es otra”, sentencia.
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