La frasecita de Tavío

La señora Tavío, tras el fallecimiento de Antonio Cubillo , líder del Mpaiac e indirecto culpable del accidente más grave de la aviación comercial mundial (583 muertos), trató de hacer un semblante personal de este sujeto sacando a relucir la honda amistad que le unía con su padre. Hasta ese punto, discutible o no, podemos convenir que la política del PP sentía un cierto aprecio por esa relación que juntó a dos personas que, por encima de las ideas, eran capaces de mantener una estrecha amistad. Sin embargo, lo que para nada es tolerable es que esta señora empezase a desvariar asegurando que «Cubillo había puesto a Canarias en el mapa» y dejando entrever que este siniestro personaje, prácticamente sin medios, había conseguido lo que Coalición Canaria no había podido lograr, que se hablase del Archipiélago, y que el Parlamento de Canarias debería de dedicarle algún tipo de homenaje (y dos piedras, que diría el mago).

Lo peor de todo es que la señora Tavío se quedó tan ancha con la frase en cuestión, sin percatarse, obviamente, de que de repente en el seno del PP se estaba elevando casi a categoría de héroe mítico (e incluso mitológico) a este tipo, alguien cuya única obra reseñable fue la de poner bombas, petardos y llenar las carreteras de clavos, chinchetas y tachuelas . La pregunta del millón es si este semblante del tal Cubillo estuvo o no pactado previamente con el responsable de prensa del PP o fue, como así suele ser, una boutade de Cristinita «la fantástica».

Claro, normal que, posteriormente, dos diputados regionales del PP, Asier Antona y María Australia Navarro , fuesen cuestionados por el particular en una rueda de prensa, y fue el propio parlamentario palmero el que manifestó que desde las filas populares no se tenía intención de dar el visto bueno a ninguna declaración institucional en pro de Cubillo. Navarro, en un tono muy solemne y muy claro, remachó el balón centrado por Antona y sentenció que «lo que ha dicho Asier vale para todos los diputados del PP, sin excepción alguna». El problema para los conservadores es que los incendios de la señora Tavío acaban siendo demasiado duraderos en el tiempo y no siempre se logran sofocar en su totalidad.