La falta de confianza en Assange mina Wikileaks

El alemán Daniel Domscheit-Berg , hasta hace poco portavoz de Wikileaks, afirma que Assange está a punto de divulgar documentos sobre la guerra de Irak –se espera para el 18 de octubre- sin tomar las precauciones debidas para proteger a las fuentes. Esto ya ocurrió con los papeles de Afganistán, que además Assange pasó «embargados» a tres grandes periódicos sin que el resto de la organización lo supiera. Domscheit-Berg teme que en el mejor de los casos esta imprudencia perjudique a Bradley Manning , el soldado norteamericano sospechoso de ser el topo de Wikileaks, encarcelado y pendiente de juicio.

Domscheit-Berg no es el único que se ha ido. También ha abandonado el barco recientemente Herbert Snorrasson , un

islandés que hasta hace bien poco era responsable del «chat room» de Wikileaks. Según la suma de filtraciones que en los últimos meses han llegado tanto a Wired como a Newsweek, en Wikileaks todo el mundo empieza a estar muy harto del mando y ordeno de Assange y de cómo rehúsa toda crítica escudándose siempre en teorías de la conspiración.

Por ejemplo trató de presentar las acusaciones de violación y abuso sexual de las que fue objeto en Suecia por parte de dos mujeres diferentes como un «truco sucio» del Pentágono. Cuando todo parece indicar que las dos mujeres le acusaron al enterarse la una de que estaba con la otra, y el Pentágono no habría tenido nada que ver.

En Wikileaks le habrían sugerido a Assange que pasara a segundo plano y dejara el protagonismo a otros, a lo que él se niega, airado.