Trump no se cree que la candidata sea negra: «Me acabo de enterar»

Kamala se trasladó a la entonces llamada 'Ciudad Chocolate', un apodo de Washington, D.C., debido a que el 70% de su población era afroamericana. Desde una edad muy temprana, Harris, hija de una madre de Madrás (India) y un padre jamaicano, se identificó como afroamericana. Aun así, en ceremonias como bodas, Holis y Diwalis, solía vestir el atuendo tradicional de la India, reflejando su herencia india en honor de su madre.

En Howard, Harris se unió a Alpha Kappa Alpha, una de las sororidades negras más respetadas, la más antigua, fundada en 1903, cuando aun linchaban a negros en el sur. Entre sus miembros se encuentran personalidades destacadas como la poetisa Maya Angelou, Alicia Keys, Ella Fitzgerald, Rosa Parks. Para la campaña de Harris, esta afiliación subraya su conexión con la comunidad negra y su participación en una organización con una larga historia de activismo contra el racismo.

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Para Donald Trump, sin embargo, todo esto no es más que un cuento, una invención, una estrategia de imagen. El jueves, durante un congreso de periodistas afroamericanos en Chicago, Trump declaró ante una audiencia de personas de raza negra: «No me había enterado de que es negra hasta hace unos años, cuando de repente, se volvió negra, y ahora quiere ser negra. No sé… ¿es india o es negra?».

Los asesores de Trump, al ver la tensión racial de la entrevista, lo retiraron del escenario en media hora. Sus estrategas llevan semanas intentando que el candidato se centre en los supuestos fracasos de Harris, como la inmigración ilegal y la inseguridad en California, pero Trump prefirió cuestionar la identidad de su oponente, una táctica que ya usó durante los años de Obama, a quien obligó a hacer público su certificado de nacimiento.

En un mitin hora después en Pensilvania, Trump mostró imágenes de Harris vestida con el sari indio y titulares que la describían como la primera senadora o vicepresidenta de origen indio. «¡Ahora quiere ser negra!», bromeó al subir al estrado.

Harris ha ignorado estas acusaciones, consciente de que Trump domina el arte de generar controversia. La candidata ha dejado que su biografía hable por sí misma, permitiendo que los medios y analistas debatan sobre su identidad. Verificadores de hechos han señalado que la madre de Harris eligió vivir en una comunidad negra de Berkeley, California, porque sabía que sus hijas serían percibidas como afroamericanas. El censo define a las personas afroamericanas como aquellas cuyo origen familiar, por distante que sea, está en «cualquiera de las razas negras de África», incluidas las que pararon en el Caribe. Cuando ingresó en el Senado en 2017, Harris se unió al Caucus Negro, el grupo oficial de legisladores afroamericanos.

Desde luego, para Kamala Harris esa identificación es crucial. Una persona de raza negra que trabajó con Trump, Omarosa Manigault, que tuvo un fugaz paso por la Casa Blanca en 2017, dio una clave para entender lo que puede pasar por la cabeza del expresidente con semejante ataque, que incluso sus socios ven contraproducente: «Veamos, Donald es alguien que para conseguir más negocio se hizo pasar por sueco, dijo que sus ancestros eran suecos, aunque eran en realidad alemanes e irlandeses. Pensó que a los suecos les iría mejor, y ahora piensa, por alguna razón que sea, que a la vicepresidenta Harris le iría mejor siendo negra».

Tras el fallido atentado, no pocos reporteros con fuentes en la campaña de Trump informaron de que éste había cambiado, estaba en fase espiritual, que ya no iba a pasar a los ataques personales. Él mismo los desmintió el jueves en el mitin: «Dicen que he cambiado. No. Creo que incluso he empeorado. Me enfada su incompetencia».