Suecia se prepara para ser la llave del Báltico y el Ártico para la OTAN

Su adhesión a la Alianza Atlántica reforzaría la defensa de los países bálticos

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Soldados suecos patrullan en las inmediaciones del castillo de Visby, isla de Gotland, en pleno mar Báltico EPA

Rosalía Sánchez

Corresponsal en Berlín

Suecia aumentará su presupuesto de defensa y seguridad en un 64% hasta 2028, lo que supondrá un gasto anual de unos 12.000 millones de dólares al año para un país de poco más de diez millones de habitantes. Presupuesto similar al que tiene ... ahora España.

La decisión del nuevo Gobierno conservador, como preparación para la adhesión del país nórdico a la OTAN, se suma a un nuevo paquete de ayuda a Ucrania, anunciado y por valor de 287 millones de dólares, que el ministro de Defensa de Suecia, Pål Jonson, considera de «máxima prioridad» y ofrece como «un ejemplo de lo que se puede esperar de Estocolmo una vez que se convierta en miembro de la OTAN».

Industria de defensa

Suecia ha jugado tradicionalmente un papel importante en la industria de defensa global. La familia de Alfred Nobel, el inventor de la dinamita, contaba en el momento de su muerte con 90 fábricas de explosivos y municiones en todo el mundo.

Hoy la empresa Saab fabrica, por ejemplo, el lanzacohetes de la serie M de Carl Gustaf, una de las armas portátiles antitanque más utilizadas en Ucrania. Su producción de submarinos, aviones de combate, sistemas de artillería modernos y vehículos de combate es muy valiosa para la OTAN, que considera al país nórdico un proveedor serio y con unas fuerzas armadas pequeñas, pero altamente desarrolladas.

Con 14.600 soldados y 10.000 hombres en la reserva, no dispone de un gran ejército, pero sí con una de las fuerzas aéreas más poderosas del mundo, uno de los submarinos más modernos y una de las capacidades cibernéticas más avanzadas, que el Departamento de Defensa Cibernética del Cuartel General de las Fuerzas Armadas aumentará además significativamente hasta 2025.

Su adhesión aumentará notablemente la seguridad de los Estados bálticos, que son miembros de la OTAN desde 2004 y cuyos planificadores de defensa temían desde hace mucho tiempo que Rusia se apoderara de islas finlandesas y suecas en el mar Báltico, especialmente Gotland y las utilizara como bases para ataques.

Finlandia y Suecia permitirán crear líneas de suministro adicionales a los países bálticos por aire y mar, más cortas que las de Polonia o Alemania. Además, la Alianza se convertirá en la fuerza naval dominante en la región de una vez por todas y el mar Báltico se convertirá en un mar de la OTAN. La isla sueca de Gotland, desde la que se pueden controlar las zonas marítimas frente a los Estados bálticos, juega un papel crucial.

Otro factor de gran interés para la Alianza es que aumentará el peso de la OTAN en el Ártico. Como Finlandia, Suecia es miembro del Consejo Ártico, en el que ocho Estados vecinos, incluida Rusia, intercambian ideas. La importancia del área está aumentando rápidamente con el cambio climático.

Los pasillos del norte, que ofrecen rutas marítimas más cortas desde Asia a Europa y América, ya son navegables. El derretimiento del hielo polar también mejorará el acceso a las materias primas del Ártico. Su presencia fortalecerá la capacidad de disuasión de la OTAN en el Ártico, una región en la que Rusia ha invertido mucho en infraestructura comercial y militar, sin menospreciar la dimensión política de la adhesión: el resurgir de la OTAN como pilar de la defensa de Europa y la zona euroatlántica, prueba del renacimiento de la organización a la que el presidente francés calificó de «muerte cerebral» en 2019.

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