La escasez de material y el precio de los fármacos lastran la sanidad argentina
Tanto en los hospitales públicos como en los privados escasean artículos básicos como jeringuillas o batas
Este año, los precios de los medicamentos han subido un 308% superando el índice de inflación
Milei pierde la segunda votación de la ley ómnibus, que vuelve al punto de partida
Buenos Aires
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Iniciar sesiónComo ha sucedido en muchos países de América Latina, la pandemia de Covid-19 afectó al sistema de salud argentino, cobrándose la vida de 129.830 personas en un país con casi 46 millones de habitantes. El lento ritmo de recuperación del sistema de salud ... argentino ha sido objeto de críticas por parte de médicos, científicos y profesionales sanitarios, incluso antes de que Javier Milei llegara a la Presidencia del país, el pasado mes de diciembre.
En los hospitales públicos, fuera de las redes de obras sociales (sistemas de atención para trabajadores) y de las prepagas (seguros privados utilizados por las clases media y alta), a menudo escasean insumos básicos, llegando al punto de solicitar al paciente que traiga artículos como ropa de cama, batas e incluso jeringuillas.
Gonzalo Zúñiga, de 74 años, quien trata el lupus en el hospital Diego Paroissien de La Matanza afirma que «los agendamientos para estudios están más lentos, y las fechas de atención son muy distantes. Personas como yo, con una enfermedad crónica que requiere seguimiento regular, estamos sufriendo mucho. Y cambiar a una prepaga hoy en día es imposible debido a los precios».
Por otro lado, aquellos que cuentan con un plan de salud privado han estado lidiando con la inflación, y sus suscriptores reciben hasta dos cartas al mes en las que se señala que «debido a la situación que atraviesa el país, estamos aumentando el precio de su cuota», generalmente en un 20%, 30% o 40%.
El presidente Milei intentó aprobar más ajustes al sector en lo que se conoce como la ley ómnibus, que contenía diversas leyes de distintas áreas. Esta ley fracasó en el Congreso. Después de lograr una aprobación inicial, fue retirada por el propio Milei cuando se votaban los artículos uno por uno. Esto se debió a que en el Parlamento fueron cayendo varios de los 600 artículos que la componían, hasta llegar a menos de 500. El costo político fue elevado para la gestión, ya que el presidente insultó a gobernadores y congresistas llamándolos «traidores» por desinflar la ley.
De cierta manera, el colapso de la ley ómnibus también le resulta políticamente útil, como se evidenció en los últimos días cuando se anunció un bono para los jubilados por debajo de la tasa de inflación. El presidente respondió que en la ley ómnibus había una propuesta para mejorar el sistema, así no se necesitarían más bonus.
'Lobby' de los laboratorios
«La correcta aplicación de la ley de medicamentos genéricos sería de gran ayuda para los jubilados, pero aquí el 'lobby' de los laboratorios es muy poderoso y no veo voluntad política para enfrentarlo», explica al ABC el médico y exministro de Salud durante la gestión de Macri, Adolfo Rubinstein.
Milei ahora presentará los mismos artículos de la ley ómnibus de forma gradual, lo cual contradice sus promesas de llevar a cabo los cambios de una sola vez. El presidente no cuenta con mayoría ni en la Cámara de Diputados ni en el Senado, y el apoyo que tenía se vio debilitado después de acusar a muchos parlamentarios de «traidores».
En general, el panorama que se encontró Milei incluye las consecuencias de una población más longeva y numerosa, la constante incorporación de nuevas tecnologías y suministros médicos que resultan demasiado costosos para que el sistema público pueda ofrecerlos, así como el desafío de enfrentar nuevas enfermedades con generaciones de médicos bien formadas en el oficio –resultado de la deterioración educativa de las últimas décadas.
«Para mí, el principal problema del sistema público son las interrupciones de los tratamientos. Incluso si tienes una enfermedad considerada grave, a veces te hacen esperar 2, 3, 4 meses para comenzar el tratamiento. Hay personas con cáncer esperando esos tiempos«, relató a ABC Vanina Cantero, de 59 años, que vive en Lomas de Zamora, mientras aguardaba su turno en un hospital público de la localidad.
Al principio de su gestión, en diciembre, Milei, como parte de su proyecto de desregular la economía, permitió el aumento de precios de medicamentos y de las coberturas de salud. Los incrementos han sido enormes. Esto llevó a que asociaciones de jubilados también participaran en el paro general del pasado 24 de enero.
«A ese ritmo, nos vamos a morir por no tener cómo seguir un tratamiento», dice Estela Cortés, quien está siendo tratada por una condición respiratoria.
Aumento del precio de los medicamentos
Según el Centro de Profesionales Farmacéuticos Argentinos, los aumentos del coste de medicamentos promediaron un 85% entre el 1 de noviembre y el 15 de diciembre. En lo que va de año, los precios han escalado un 308%, superando el índice de inflación reportado por el INDEC.
La previsión es que las prepagas puedan subir hasta un 80% a 85% en las cuotas de este primer semestre. «Todavía no tenemos claros muchos elementos para entender cómo será el Gobierno de Milei, pero me parece que la premisa viene siendo que la salud no es la prioridad», afirma Rubinstein.
«Yo creo que el sistema de salud argentino está en una crisis gravísima, que no empezó ayer ni tiene que ver sólo con este gobierno, sino que se viene desarrollando a lo largo de las últimas décadas, pero que ha llegado a un punto de inflexión, digamos, donde la crisis se ha agudizado de una manera brutal.» Y explica: «Esa crisis tiene determinantes externos que tienen que ver con la crisis macroeconómica de Argentina. Las crisis en el país hacen difícil acompañar el incremento de los costos y de las nuevas tecnologías, de nuevos insumos que son necesarios hoy para que un sistema funcione bien», sostiene Rubinstein.
Distribución desigual
Pese a que Argentina gasta alrededor del 10,8% de su PIB en el área (muy por encima de muchos países en Suramérica), la distribución es muy desigual. Un tercio del dinero está en el sector público, otro tercio en las obras sociales y un tercio en el sector privado. Pero la población que se atiende no está dividida en tres tercios iguales, y el sistema público está sobrecargado. Según Rubinstein, «tenemos uno de los gastos en relación al PIB más altos en la región. Y los resultados sanitarios, en términos de indicadores y disparidades, son bastante peores de lo que cabría esperar de acuerdo a la magnitud de ese gasto.»
Siguiendo su enfoque ultraliberal, el presidente aboga por que sea el paciente quien elija y pague por sus tratamientos de manera independiente. En este contexto, los proveedores de servicios de salud competirán en términos de precios para «ganar» la confianza del paciente. Este enfoque se basa en la creencia de que la competencia y la libre elección del paciente conducirán a una mayor eficiencia y calidad en la prestación de servicios de salud, al tiempo que se reduce la intervención del Estado.
Con esto, afirma otorgar más libertad a los individuos, empoderando a cada uno de ellos. «Las implicaciones prácticas de una reforma de este tipo siguen siendo dudosas. La evidencia del mundo real que respalda la mejora de la calidad de la atención a través de tales métodos es escasa», señala a ABC Carlos Regazzoni, ex-director del PAMI (Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados).
«La propuesta de Milei de permitir que los individuos elijan su aseguradora de salud perturba el sistema actual, donde los empleados son automáticamente inscritos en aseguradoras administradas por sindicatos al ser empleados –añade–. Aunque el concepto parece justo, existe el riesgo de que trabajadores con ingresos altos migren hacia aseguradoras selectas, pudiendo desestabilizar potencialmente el sistema para otros». Regazzoni resume así su preocupación: «Preveemos que la influencia colectiva del aumento de los gastos en el sector de la salud y la persistente crisis macroeconómica, con una tasa anual de inflación que supera el 300%, podría llevar a un aumento adicional de 30.000 a 40.000 muertes anuales en el país. Este inquietante aumento en la mortalidad se atribuye a una menor disponibilidad de servicios médicos y a un notable aumento en los gastos de salud personales».
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