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La gran fortaleza de Isabel II

Todo el mundo ya echa de menos lo que representaba porque era un símbolo de extraordinaria continuidad, capaz de combinar la creencia en la tradición con el reconocimiento de que el mundo había cambiado

Windsor, el acto final de 70 años de reinado

sir Charles Saumarez Smith

Pertenezco a una generación que fue educada para ser muy monárquica. Nací en mayo de 1954, un año después de la coronación. Todas las navidades, nos colocábamos alrededor del televisor para ver el discurso anual de la Reina, pronunciado en aquellos días con un acento ... mucho más marcado que el que tuvo después (esto era así para todo el mundo, a medida que la idea de una pronunciación inglesa estándar fue desapareciendo en favor de los acentos regionales). Al final de mi primera visita al cine para ver 'Summer Holiday' de Cliff Richard en 1963, nos pusimos en pie cuando acabó la sesión para cantar el himno nacional. Mi padre había trabajado para la administración pública británica y era reverente por instinto, ya que había nacido con un fuerte sentido del orden jerárquico, con la Reina definitivamente en la cima y todos los demás muy por debajo. Aunque se adaptó a un orden social más democrático después de la Segunda Guerra Mundial, al igual que hizo ella, conservó la mentalidad de clase y una creencia en el ceremonial cívico que eran universales en Gran Bretaña antes de la Segunda Guerra Mundial.

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