Las protestas propalestinas se intensifican en todo EE.UU.
Las autoridades de Columbia han solicitado a la policía que mantenga la seguridad en el campus hasta pasadas las ceremonias de graduación, que comienzan el 15 de mayo
La policía entra en Columbia y desocupa el edificio tomado por activistas propalestinos
Corresponsal en nueva York
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Iniciar sesiónEl campus de la Universidad de Columbia amaneció ayer casi desierto, con los manifestantes propalestinos arrestados o evacuados por la policía y con su campamento -el germen de las movilizaciones estudiantiles en todo EE.UU.- desmantelado. En el jardín tomado durante casi dos semanas ... por los estudiantes solo quedaban las marcas cuadrangulares que dejaron las tiendas de campaña en el césped.
La neutralización de las protestas fue a la fuerza, después de que un grupo de protestas tensara la cuerda y ocupara Hamilton Hall, uno de los edificios de la universidad. Rompieron ventanas, levantaron barricadas, bloquearon puertas. La universidad, que ya había empezado a cumplir con su amenaza de suspender académicamente a quienes permanecieran en el campamento, defendió que no tuvo otra opción que pedir la intervención de la policía de Nueva York. Se cerraron las entradas al campus, se vallaron las calles cercanas y cientos de policías se desplegaron en la zona.
Pasadas las nueve de la noche, los agentes penetraron en el edificio, en medio de disturbios y protestas a las afueras del campus. Detuvieron a los ocupantes -según Columbia, estaban liderados por gente «no afiliada» a la universidad-, expulsaron a los manifestantes dentro del campus y arrestaron a un centenar de personas. De madrugada, retiraron las tiendas y los enseres de los acampados.
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Las autoridades universitarias han solicitado a la policía que mantenga la seguridad en el campus -cerrado para todo aquel que no viva en una de sus residencias o que no sea un empleado esencial- hasta pasadas las ceremonias de graduación, que comienzan el 15 de mayo.
La 'pacificación' de Columbia, sin embargo, no invita al optimismo sobre una distensión en las protestas universitarias. Todo lo contrario. En la noche del martes y en la madrugada de ayer, la policía de Nueva York realizó unos trescientos arrestos, según detalló ayer el alcalde de la ciudad, Eric Adams, que se ha erigido como azote de los manifestantes. La mayoría de ellos no fueron en Columbia, sino en City College. Y en la otra punta del país, en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), hubo también cientos de arrestos después de choques violentos entre activistas propalestinos y proisraelíes. UCLA decidió ayer suspender sus clases de manera presencial, algo que ocurre en Columbia desde la semana pasada. Las fuerzas de seguridad también actuaron en otras universidades del país, como en la de Tulane (Nueva Orleans), esa misma noche.
Karine Jean-Pierre, la portavoz de Joe Biden, fue preguntada ayer en rueda de prensa si el presidente de EE.UU., que ve cómo las protestas le podrían hacer perder votos del electorado joven, defendía las operaciones policiales en los campus. «Tomar a la fuerza edificios no son protestas pacíficas», respondió.
Todo apunta a que las últimas intervenciones policiales agitarán todavía más las movilizaciones. «Más presión contra nuestro movimiento nos va a hacer gritar más alto y ser más fuerte, esto no nos va a parar», aseguraba a este periódico Mohsen Mahdawi, uno de los líderes del sindicato de estudiantes palestinos de Columbia, mientras se producían disturbios en la esquina de la avenida Amsterdam y la calle 113.
«Creo que esto ahora va a ir más allá de las universidades y de la vida estudiantil», añadía otro activista propalestino, tapado con una capucha y una mascarilla, y que se identificó como Daisy. «La gente está muy enfadada por la represión de hoy, esto va a provocar más resistencia», pronosticaba.
Ayer, de momento, surgió un nuevo campamento en otra universidad neoyorquina -Fordham, cerca de Columbia- y había convocada una manifestación en el sur de Manhattan para unir la reivindicación del día de los trabajadores con la causa palestina.
Estas movilizaciones han colocado a las universidades entre la espada y la pared: deben conjugar el derecho de expresión y de protesta de sus alumnos y el derecho del resto de estudiantes a tener normalidad académica.
La exigencia central de los activistas estudiantiles es que Columbia corte sus lazos financieros e inversiones con entidades que formen parte de la «ocupación y genocido de Palestina». Está por ver qué harán a partir de ahora, con el campus tomado por la policía, para hacerse oír. Una de las prioridades de las autoridades universitarias es que se puedan celebrar las graduaciones. James Brown, un estudiante veterano, explicaba que sería un «problema» si las protestas tratan de descarrilar ese día: «Van a joder a miles de estudiantes que han pagado un cuarto de millón de dólares para estudiar aquí. La universidad no va a permitir que eso ocurra».
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