De Lejos
¿Por qué las próximas elecciones en Polonia y Eslovaquia son tan decisivas?
Las citas con las urnas servirán para medir la sinceridad del compromiso con Ucrania ante la agresión de Rusia
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El Primer Ministro Mateusz Morawiecki en un mitin del partido gobernante Ley y Justicia (PiS)
En 1848, Marx y Engels arrancaban su Manifiesto Comunista advirtiendo del fantasma rojo que recorría toda Europa. En 2023, otro tipo de espectro –que podríamos llamar el fantasmón iliberal o el eje de retrogrado– campa también por sus respetos en el corazón de Europa. ... Para entrar en esta lista de sospechosos habituales, entre los que desgraciadamente podría incluirse España a corto plazo, sobre todo hace falta ensañarse con el Estado de derecho, empezando por el principio de que todos los ciudadanos (líderes políticos incluidos) son responsables ante las mismas leyes y están limitados por un marco jurídico preestablecido.
Es este envite de retroceso democrático, que empezó en Hungría pero que ha demostrado una alta capacidad de contagio, adquieren una especial importancia las elecciones parlamentarias convocadas para el 30 de septiembre en Eslovaquia y el 15 de octubre en Polonia. Dos citas con las urnas que van a resultar decisivas para calibrar la fortaleza de estos caballerazos iliberales y medir la sinceridad del compromiso con Ucrania ante la agresión de Rusia.
La complicada coyuntura centroeuropea refleja los esfuerzos cada vez mayores que requiere mantener la cohesión de la Unión Europea en su respaldo militar y financiero a Kiev. Las grietas, como la reciente decisión del gobierno de Polonia de anteponer sus intereses electorales a la defensa de Ucrania, son cada vez más evidentes. Sin olvidar el horizonte de pesadilla que supondría una victoria de los irreconocibles republicanos de Trump en las elecciones presidenciales previstas en EE.UU. para el año que viene.
Bruselas sabe que la guerra de Ucrania no es para Rusia tanto una cuestión de territorio sino de control. Por eso, la UE anticipa profundas reformas para hacer posible la adhesión de Ucrania y otros países, sobre todo de los Balcanes. Si el nacional-populismo y sus comparsas, tan creciditos por las cuatro victorias acumuladas por Viktor Orbán, vuelve a ganar en Eslovaquia y Polonia, esa esperanza podría desvanecerse y alimentar todavía más las ambiciones imperiales del Kremlin en detrimento de Ucrania.