El plan de paz de Orbán incluye cesiones territoriales de Ucrania

Tras hablar personalmente con Vladimir Putin, Xi Jingping y Donald Trump, por ese orden, envió el pasado viernes una carta al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, con una propuesta de diez puntos para la paz en Ucrania, en la que pide que la UE entable cuanto antes «conversaciones políticas al más alto nivel» con Rusia y China para alcanzar un alto el fuego y establecer las condiciones de una segunda conferencia de paz, que seguiría a la que ya tuvo lugar en Suiza el mes pasado.

Es la misma propuesta que trasladó en su visita a Kiev, la primera desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania hace ya dos años y medio. Allí se entrevistó con el primer ministro ucraniano Volodomir Zelenski e instó a su gobierno a un alto el fuego previo a la apertura de negociaciones con Rusia. Su plan de diez puntos incluye cesiones de territorio ucraniano a Moscú. Orban urge a «reanudar los contactos diplomáticos directos con Rusia, manteniendo al mismo tiempo los actuales contactos políticos de alto nivel con Ucrania», y propone además una iniciativa para involucrar al Sur Global.

Orbán sugiere en su carta que las relaciones diplomáticas entre Occidente y Rusia nunca se han roto. Tanto Alemania como Estados Unidos siguen representados por embajadores en Rusia. A finales de junio, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, habló por teléfono con su homólogo Andrei Beloussov y por eso considera relativamente fácil que el plan arranque por esa vía. Sin embargo, los jefes de gobierno de la UE y los responsables de las instituciones comunitarias han bloqueado hace ya tiempo la comunicación con Moscú.

La última conversación telefónica entre el canciller alemán Olaf Scholz y Putin tuvo lugar hace más de un año. Pero la idea de Orbán es que estos contactos se vayan preparando con pasos preliminares y que sea la Administración estadounidense y no Bruselas quien lleve la iniciativa, muy posiblemente a partir de noviembre. No en vano, después de entrevistarse con Trump, Orbán afirmó que «él lo resolverá», refiriéndose a la guerra en Ucrania.

Las conversaciones que mantuvo en su «misión de paz», le mostraron que la intensidad de la guerra aumentaría si no se resucita la vía diplomática. «Podemos suponer que las tensiones no disminuirán y que las partes no buscarán una salida al conflicto sin un compromiso externo significativo», escribe Orbán en su carta. Considera que la UE, Estados Unidos y China son las principales potencias que podrían ejercer verdadera influencia y presenta a Turquía como país clave, ya que en su opinión es el único «mediador exitoso» entre Ucrania y Rusia desde el estallido de la guerra.

Sin embargo, advierte, sólo se puede esperar un papel más fuerte por parte de China si las conversaciones sobre un alto el fuego son verdaderamente prometedoras. En la misiva, Orbán reflexiona sobre la situación de Estados Unidos y lo describe como un país paralizado por la campaña electoral presidencial. «Está claro que no puede cambiar las políticas pro guerra de Estados Unidos», dice sobre Joe Biden.

Aunque para Donald Trump la política exterior sólo desempeña un papel subordinado en la campaña, Orbán asegura después de hablar con él que «puedo decir con seguridad que poco después de su victoria electoral no esperará hasta su toma de posesión, sino que estará inmediatamente dispuesto a actuar como mediador de paz» y añade que «para ello tiene planes detallados y bien fundamentados».

Como base política de su propuesta, Orbán cuestiona la orientación occidental de la UE en la guerra de Ucrania y se queja de que la UE ha copiado las «políticas favorables a la guerra» de Estados Unidos. No existe para él una estrategia europea «soberana» e «independiente» y sugiere discutir un cambio de dirección. «En la situación actual existe la oportunidad de abrir un nuevo capítulo en nuestra política», escribe Orbán, «en este nuevo capítulo, podríamos buscar reducir las tensiones y/o crear las condiciones para un alto el fuego temporal y/o comenzar negociaciones de paz».

Cuando llegó a Bruselas esta carta, a la que han tenido acceso varios medios alemanes, Polonia había anunciado ya su boicot a la presidencia húngara, por lo que no enviará ministros a las reuniones convocadas, sino funcionarios de bajo rango. A este boicot se habían sumado ya los países bálticos y nórdicos cuando llegó la carta de Orbán y, después de que haya sido leída en Bruselas, la Comisión Europea se ha sumado también a ese boicot, de manera que ningún comisario participará en reuniones ministeriales informales, sino que la Comisión estará sólo representada por funcionarios europeos.

Además, la Comisión renuncia a la tradicional visita inaugural a la Presidencia húngara del Consejo. Es la primera vez que toma una medida de este tipo y la primera vez en que las instituciones europeas llegan a este grado de enfrentamiento.