La ofensiva inevitable sobre Rafah

Ninguna de ambas ha sido alcanzada plenamente todavía, lo que justifica la férrea voluntad del Gobierno israelí de no comprometerse con el alto el fuego permanente, perseguido tanto por Hamás como por sus socios y patrocinadores. Acallar las armas de las FDI en la situación bélica actual sería tanto como renunciar a esas finalidades y, consecuentemente, perder voluntariamente la guerra, minusvalorando todos los esfuerzos y sacrificios desarrollados hasta ahora.

Sería excesivamente desmemoriado olvidar que Hamás fue el provocador y causante inmediato de la represalia militar israelí tras la masacre, el 7 de octubre, de los kibutz periféricos a la Franja, con el resultado de más de 1.200 asesinados y alrededor de 250 secuestrados. Asimismo, Hamás es el primer responsable de los daños y bajas ocasionados a civiles palestinos, por utilizarlos como escudos humanos frente a la inevitable reacción de las FDI. Y, sobre todo, Hamás es el incuestionable autor del secuestro continuado de un centenar de israelíes, cuya puesta en libertad sin contrapartidas ni pago de rescate alguno debería ser 'conditio sine qua non' previa a un alto el fuego.

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David Alandete | Corresponsal en washington

A pesar de las operaciones de limpieza desarrolladas hasta ahora por las FDI en los tercios superior y central de la Franja, Hamás está tratando de reconstruirse en ellos, tanto en el suelo como en el subsuelo, aprovechando su empotramiento en la población civil. Eso está obligando a aquéllas a reiterar la limpieza contra instalaciones rehabilitadas, bases de lanzamiento de cohetes, puestos de observación en núcleos urbanos e, incluso, en combates cuerpo a cuerpo con grupos de terroristas. Así ha sucedido recientemente, por ejemplo, en los campos de desplazados en Jabalia y Maghazi o en el céntrico barrio de Zeitoun, en la ciudad de Gaza, donde se localizó, en una clínica sanitaria, un importante depósito de armamento ligero, así como de equipamientos militares diversos.

El principal foco de atención está en el tercio inferior, particularmente en la zona de Rafah, fronteriza con Egipto. Allí, contingentes terroristas armados, incluyendo los principales mandos operativos de Hamás, se incrustan y atrincheran tras una gigantesca masa de civiles. Allí, asimismo, permanece encarcelado el centenar de secuestrados todavía en poder de los terroristas. Ambas son razones por las que la ofensiva sobre Rafah parezca inevitable. Lo que explica que Hamás, buscando su propia supervivencia, trate de evitar el desencadenamiento de tal ofensiva. A esa finalidad de impedir que Israel acabe con Hamás, responden las protestas en campus universitarios occidentales, que tratan de crear problemas a los respectivos gobiernos para que éstos fuercen a Israel a desistir de su objetivo de limpiar Rafah. Tales concentraciones, nada académicas, muestran descarnadamente la creciente potencia que el islamismo radical está desarrollando en nuestras sociedades. Certifican igualmente nuestra debilidad para combatir tan perversa deriva.

La ofensiva sobre Rafah no se ha producido todavía. Se necesita tiempo para prepararla, bien que las FDI estén operando en su periferia para obtener información de contacto actualizada sobre las capacidades de los terroristas, así como la probable localización de los secuestrados. Buscando minimizar las bajas civiles, también se necesita tiempo para descongestionar la ciudad moviendo desplazados a 'zonas humanitarias' como la costera de Al-Mawasi, de 14 km2, al oeste de Jan Yunis, donde ya se concentran cerca de 300.000. Asimismo, se ha procedido a impermeabilizar la frontera egipcia y controlar los dos cruces sureños de acceso a la Franja: Rafah y Kerem Shalom, mientras que se ha abierto el norteño de Erez.

Simultáneamente, los ingenieros navales norteamericanos, protegidos por tropas estadounidenses, han fabricado en las instalaciones del puerto israelí de Ashdod, las secciones del embarcadero flotante que serán remolcadas y montadas por las tropas israelíes en su emplazamiento final en la costa de Gaza. Por allí entrará la mayor parte de la ayuda humanitaria mientras se desarrollen las operaciones terrestres.

SOBRE EL AUTOR

pedro pitarch

El autor es teniente general retirado del Ejército de Tierra. Fue jefe del Eurocuerpo y de la Fuerza Terrestre y director general de Política de Defensa en el Gobierno de Zapatero. Ocupó la jefatura de la División de Estrategia y Cooperación Militar del Estado Mayor de la Defensa, así como de la División de Logística del Mando Supremo de la OTAN.