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Los obreros europeos votan a la extrema derecha

Desde hace veinte años, entre el 30 y el 35 % de los obreros franceses votan sistemáticamente al partido de referencia de la extrema derecha francesa

Debate de candidatos europeos: Von der Leyen se abre a pactar con diputados de extrema derecha

Juan Pedro Quiñonero

Juan Pedro Quiñonero

Corresponsal en París

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Obreros, clases populares y agricultores pobres llevan años votado a la derecha, la extrema derecha y la ultra derecha en toda Europa, y pudieran confirmar esa tendencia histórica en las elecciones europeas de primeros de junio, con una entrada importante en el Parlamento Europeo (PE).

En Francia, los obreros nunca votaron significativamente al PS, y abandonaron al PCF en 1995, cuando comenzaron a votar al partido de Jean-Marie Le Pen. Desde hace veinte años, entre el 30 y el 35 % de los obreros franceses votan sistemáticamente al partido de referencia de la extrema derecha francesa, el Frente Nacional (FN), ayer, hoy transformado en Agrupación Nacional (AN), cuya presidenta es la figura política más popular entre obreros, clases modestas y agricultores pobres

Según los últimos sondeos, AN se cotiza como primer partido de Francia, con un 32 % de intenciones de voto, cuando el PCF apenas tiene un 2 % y el PS oscila entre un 14 y un 15 %. El voto obrero francés parece inclinarse «masivamente» hacia la extrema derecha, que cuenta con un 45 % del voto obrero y un porcentaje semejante entre los agricultores pobres.

Stephan Duroc, profesor en Sciences Po., me comenta esas cifras poniéndolas en una perspectiva europea: «Esa realidad del voto obrero en Francia es muy semejante a lo que lleva años ocurriendo en Alemania, Austria, Holanda, Hungría, Polonia, Italia, en casi toda Europa. Con muchos matices, sin duda, pero poniendo de manifiesto una »ola« de fondo que pudiera confirmarse en el nuevo Parlamento Europeo. Las extremas derechas están muy divididas entre ellas, pero pudieran jugar un papel importante, cuando Europa tiene que tomar decisiones importantes».

Fabian Virchow, miembro del Comité d'études des relaciones franco-allemandes, en el Institut français des relaciones internationales, comenta el crecimiento llamativo de la Alternative für Deutschaland (AfD, extrema derecha) de este modo: «En un tiempo relativamente corto, en Alemania, ese partido ha conseguido fidelizar a un electorado que no ha dejado de crecer entre los hombres, las clases sociales con educación más floja, los obreros, los parados y entre los jóvenes que tienen menos de 30 años. Tiene un potencial de crecimiento alto, cuando la izquierda tradicional parece muy alejada de esos sectores sociales».

Diversidad en Italia

En Italia, el electorado de Giorgia Meloni y su partido tienen una diversidad semejante y esta importancia: obreros, autónomos, mujeres, parados, jóvenes. Diversidad con «mayoría» obrera que Michel Wieviorka, sociólogo de referencia, ex presidente de la Asociación Internacional de sociología (AIS), analiza de este modo: «La diversidad de ese voto obliga a la dirigente italiana a hacer muchas contorsiones, pero sus posiciones sobre la inmigración llegan muy lejos y oscilan entre el »realismo« y el sentimiento de desamparo de las clases menos favorecidas, cuando la crisis de las izquierdas le ofrece muchas perspectivas, en Italia y Europa».

En Austria, el Freiheitliche Partei Österreichs (FPÖ, derecha nacional populista), ocupa un puesto igualmente central, nacional y europeo. La Fondation pour l'Innovation Politique (Fondapol), le ha consagrado un estudio especial, dirigido por Patrick Moreau, que comienza subrayando esta realidad social: «Desde hace años, el »retrato robot« del FPÖ pudiera ser este: hombres de 30 a 59 años, obreros, asalariados modestos, aprendices, pocos electores entre los ciudadanos con mejor formación, muy popular entre las personas y familias que tienen dificultades económicas».

Esos electorados nacionales de obreros, clases sociales modestas, agricultores pobres, jóvenes y menos jóvenes con poca formación, es una realidad social en otros países, como Holanda o Hungría, bastante semejante en otros países, como Polonia y Suecia. Sin olvidar el Reino Unido, que decidió abandonar la UE con el Brexit, pero sigue siendo un país europeo.

Evolución histórica

Se trata de una evolución histórica que tiene raíces muy profundas en todas las sociedades industriales avanzadas. Hace apenas dos años, Thomas Piketty, reputado economista de izquierda, consejero económico de Yolanda Díaz, dirigió un estudio célebre, «Clivages politiques et inégalités sociales», en el que participaron grandes especialistas en sociología política de todas las democracias industriales avanzadas.

Piketty presentó ese ensayo de referencia de este modo: «Durante el periodo de 1950 a 1980, el voto popular beneficiaba esencialmente a los partidos socialdemócratas y el voto burgués a los partidos conservadores. Nuestro estudio demuestra que esa estructura social, en función de las clases sociales, ha desaparecido. Las izquierdas se han convertido en partidos votados por diplomados relativamente acomodados. Si las izquierdas quieren afrontar ese cambio histórico tendrán que cambiar muy profundamente».

La conclusión del libro era esta: los obreros habían abandonado a las izquierdas para votar derecha y extrema derecha. Dos años más tarde, la tendencia se confirma; y obreros, clases menos favorecidas y agricultores pobres pueden dar un aldabonazo votando a derechas, extremas derechas y ultras derechas en las elecciones europeas de junio«.

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