Merz sobrevive 'in extremis' a la reforma de las pensiones tras dar un ultimátum a las juventudes de su partido

El canciller alemán saca adelante la medida en el Parlamento y esquiva la crisis de gobierno al lograr que los críticos de la CDU voten a favor

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El canciller alemán, Friedrich Merz, ante Pascal Reddig, de las juventudes de la CDU, en el Bundestag Reuters

Rosalía Sánchez

Corresponsal en Berlín

Minutos antes de la votación, no era todavía seguro que Friedrich Merz contase con el apoyo suficiente de su propio partido para la votación en el Bundestag de la reforma de las pensiones, pilar fundamental de su «otoño de las reformas».

El proyecto eleva ... las pensiones inmediatas, pero carga la factura a las siguientes generaciones y había levantado en armas tanto a las juventudes de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Junge Union, como a los diputados más jóvenes de la CDU. Dado que la mayoría de la gran coalición de conservadores y socialdemócratas es ajustada, si los 18 diputados más jóvenes de la CDU votaban en contra del paquete de pensiones, Merz no sacaría adelante la ley. En las últimas horas de incertidumbre, el partido radical La Izquierda ofreció su abstención para facilitar así la aprobación del proyecto, pero Merz decidió arreglar el problema en casa y anoche exigió la «mayoría del canciller». Estaba decidido a ganar la votación con votos propios.

En realidad estaba lanzando un ultimátum a los cachorros conservadores en el Bundestag: si fallaba la votación, la única salida era una crisis de gobierno. Los jóvenes disidentes acudieron en bloque, se sentaron juntos, abuchearon la presentación de la reforma e hicieron una crítica descarnada de la misma. Finalmente, Merz obtuvo la aprobación con 319 votos, su propia mayoría, salvando así un obstáculo que ha situado al canciller alemán al borde de su primera gran crisis sólo seis meses después de llegar al cargo.

El momento de mayor tensión, durante el debate parlamentario, tuvo lugar cuando tomó la palabra Pascal Reddig, nacido en 1995, y reprochó a sus colegas de partido más veteranos estar embolsándose gruesas pensiones pagadas por unos jóvenes a los que al mismo tiempo se está condenando a una vejez de pobreza.

«El cambio demográfico no espera a las próximas elecciones. El proyecto de ley va en contra de mis convicciones fundamentales, de la solidaridad generacional. Y por eso he decidido no votar a favor del proyecto de ley», justificó.

«El cambio demográfico no espera a las próximas elecciones, por eso he decidido no votar a favor»

Pascal Reddig

Juventudes de la CDU

Criticó además el hecho de que la reforma contempla costes adicionales de 120.000 millones. «Esto paralizará el presupuesto. Las pensiones continúan así una práctica del pasado. Se decidirían los costes, se pospondrían las decisiones… solo que esta vez ya no va a salir bien», advirtió.

Agradeció a su grupo parlamentario que le permitiese tomar la palabra, aunque votase en contra de la línea de la mayoría, y recibió abundantes aplausos por ello, incluso del líder del grupo parlamentario, Jens Spahn. «El paquete de pensiones debe ir seguido de una gran reforma de pensiones y estaremos encantados de trabajar en eso», añadió con esperanza y dejando entrever la contrapartida del pacto por el que, finalmente, los jóvenes diputados se han plegado a un voto del que Merz no podía prescindir si quería evitar el ridículo.

Lo que hace inaceptable esta reforma para los jóvenes es el «nivel de seguridad antes de impuestos», como lo denomina la ley, una variable matemática que compara el desarrollo de las pensiones con los ingresos del trabajo y establece una pensión estándar en relación con el salario medio. Si el nivel es estable, esta pensión estándar aumenta en consonancia con la evolución salarial. Si el nivel de pensión baja, sube más lentamente que los salarios y sueldo la pensión estándar, que es la que recibe alguien que ha pagado contribuciones durante 45 años como salario medio a tiempo completo y que actualmente alcanza los 1.836 euros al mes.

Esta proporción entre la pensión estándar y los ingresos medios ya ha caído drásticamente en las últimas décadas. A finales de los años 70, aún representaba casi el 60% de los ingresos medios, en 2012 bajó por debajo del 50% por primera vez y ahora queda establecida en el 48%.

La «mayoría de canciller»

Tras conocerse el resultado de la votación, 319 sí, 225 no y 53 abstenciones, con una «mayoría de canciller» por sólo por tres votos, el ministro de Finanzas sonrió e hizo un signo de victoria. El también líder de los socialdemócratas, Lars Klingbeil, el cerebro detrás de la reforma, da así el último golpe a un sistema de pensiones que ya comenzó a desmantelar su colega de partido, el excanciller Gerhard Schröder, con su Agenda 2010.

Merz sobrevive a la resistencia interna e impone el proyecto, pero por muy poco margen de votación y a costa de romper el consenso social sobre la jubilación alemana. El resto de grupos parlamentarios ha brillado por su falta de propuestas al respecto. La extrema derecha se ha limitado a calificar el debate de «caos de las pensiones» y la líder de La Izquierda, Heidi Reichinnek, ha criticado con pasión una ley sobre la que después ha evitado votar en contra.

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