Meloni se consolida como maestra de la 'realpolitik' en dos años de gobierno

Giorgia Meloni salvó del naufragio el 'modelo Albania' sobre inmigración, al firmar el presidente de la República, Sergio Mattarella, el decreto-ley urgente aprobado el pasado lunes por el Ejecutivo. Mattarella exigió que el decreto se ajustara a la normativa europea. No se descarta que siga la tensión y el enfrentamiento con la magistratura, desde donde se ha intentado frenar esta controvertida medida para la contención de la inmigración ilegal.

Meloni conmemoró su segundo aniversario en el poder con un vídeo donde se celebraba a sí misma y en el que aseguraba que «hemos relanzado el crecimiento y logrado récords históricos». Más allá de la propaganda, en su gestión hay luces y sombras, aunque predominan datos positivos, lo que de por sí ya es un éxito, teniendo en cuenta que los partidos de izquierda, en Italia y en el exterior, anunciaban el apocalipsis al afirmar que su llegada al poder sería una catástrofe.

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Sin embargo, con su pragmatismo ha echado por tierra los peores augurios. De ahí que el prestigioso semanario británico 'The Economist', al hacer un balance de su gestión, la haya coronado como maestra de la 'realpolitik'. Sus titulares son muy significativos: «Giorgia Meloni enorgullecería a Maquiavelo. La primera ministra de Italia es mucho más popular que Emmanuel Macron y Olaf Scholz».

En efecto, su popularidad ha crecido: según las encuestas, es la líder mejor valorada (43% de aprobación) y su partido ronda el 30%, cuatro puntos porcentuales por encima del resultado electoral de hace dos años, a pesar de la debilidad del resto de miembros de Hermanos de Italia. Según el politólogo e intelectual de izquierdas Gianfranco Pasquino -su 'Manual de Ciencia Política' ha formado a tres generaciones de universitarios-, «es una buena política. Pero su clase dirigente no está a la altura. Son casi todos mediocres».

Su conflicto con la magistratura en relación con la inmigración ha ensombrecido el segundo aniversario de su gobierno. Giorgia Meloni había logrado que la inmigración dejara de ser el asunto qué más preocupa a los italianos, al reducirse las llegadas de irregulares este año en un 60% en relación a 2023. Una decisión fundamental en su estrategia fue construir en Albania dos centros para retener a los inmigrantes irregulares y repatriar a los que no pudieran acogerse al derecho de asilo. Pero el Tribunal de inmigración de Roma, siguiendo una decisión del Tribunal de Justicia Europeo, dictaminó que los doce inmigrantes rescatados en el Mediterráneo por la Marina italiana y enviados a Albania debían ser devueltos a Italia. Un varapalo para Meloni y el detonante de un enfrentamiento con buena parte del poder judicial, que irá a peor.

La primera ministra sorteó en principio los obstáculos del Tribunal de Roma con un decreto-ley que incluye una lista de diecinueve países considerados «seguros» para repatriar a los inmigrantes irregulares. El ejecutivo ha dicho que reanudará el envío de inmigrantes a Albania, un modelo que siguen con interés en Europa y que cuenta con la aprobación de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.

Pero el gobierno Meloni no tiene garantías de que el 'modelo Albania' no sea obstaculizado por los tribunales. Los medios señalan que se podría producir una avalancha de recursos ante el Tribunal Constitucional por parte de algunos magistrados que siguen considerando la nueva versión del decreto-ley contraria a la reciente norma dictada por el Tribunal de Justicia Europeo.

La Liga, el partido del vicepresidente Matteo Salvini, el más radical del Ejecutivo, exige que la ley italiana prevalezca sobre la europea. «El temor de fondo es que casi por inercia, el muro contra muro se convierta en una estrategia con el tiempo», escribe el 'Corriere della Sera'. Giorgia Meloni ha declarado que «no hay ninguna conspiración de los magistrados contra ella, pero les importa un comino la voluntad del pueblo».

Junto al grave conflicto institucional con la magistratura, otro aspecto negativo de Gorgia Meloni ha sido la falta de una clase dirigente en su partido. Y el gobierno se resiente de esa debilidad. «Giorgia Meloni no hace nada para ampliar la gente con la que cuenta, por ejemplo intentando introducir nuevas caras y fuerzas en sus filas», escribe en un editorial del 'Corriere della Sera' el politólogo Ernesto Galli della Loggia.

La primera ministra italiana se ha rodeado de un círculo muy estrecho, porque lo quiere controlar todo. A este respecto, un politólogo experto en las derechas, Giovanni Orsina, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Luiss de Roma, suele repetir: «Giorgia Meloni no confía en nadie. Podría verse desbordada o perder el contacto con la realidad».

Además al gobierno Meloni se le suele criticar por su política de derechos civiles. Su última medida ha sido una ley aprobada por el Parlamento que declara como 'delito universal' la maternidad subrogada, incluyendo duras penas incluso a quien la realice en el extranjero. Sobre los derechos civiles, ha sido muy crítica con ella la presidenta de Fininvest y del grupo editorial Mondadori, Marina Berlusconi, que en cambio ha elogiado la gestión de la líder de Hermanos de Italia, calificando su Gobierno como «estable y con credibilidad».

En el balance de los dos años, un punto importante de su gestión ha sido haber sabido mantener en orden las cuentas públicas, en línea con Bruselas, a pesar de sus promesas electorales y de algunas tendencias populistas de su coalición. 'The Economist' califica su política económica como «bastante sensata, aunque sin ningún esfuerzo real por abordar sus debilidades estructurales». El desempleo se ha situado en el 6,5%, el nivel más bajo en 16 años. La deuda pública es el gran problema de Italia. Se espera que llegue al 140% del PIB en el 2026. No obstante, la agencia de calificación de riesgo Fitch revisó, el 18 de octubre, su perspectiva para la deuda a largo plazo, pasando de «estable» a «positiva».

De Meloni se elogia también su política exterior, en línea con la de Mario Draghi, su antecesor. Muy significativo ha sido el último discurso de la primera ministra en el Parlamento, elogiando a Draghi y al exprimer ministro Enrico Letta, ex líder del Partido Democrático: «El informe Letta sobre el mercado interior y, más aún, el informe Draghi sobre la competitividad europea, han fotografiado claramente la realidad (…). Ambos informes admiten esencialmente que el mundo en el que nos hemos recreado durante demasiado tiempo se acabó».

Meloni se ha distinguido por su habilidad para maniobrar y navegar en la siempre complicada política italiana y europea, haciéndolo de manera astuta, estratégica y pragmática, cualidades que ha combinado en muchas ocasiones con la ambigüedad. Por ejemplo, ha mantenido una buena relación con el presidente estadounidense Joe Biden, pero últimamente ha reforzado sus lazos con Donald Tump y también será su amiga si llega a la Casa Blanca. Es decir, en la trascendental elección presidencial en EE.UU., Meloni «está con el que gana», decía en una viñeta del 'Corriere della Sera' el célebre caricaturista Giannelli.