¿Quién teme a Putin?

La guerra en Ucrania llega a su cúspide. Si los ucranianos consiguen tomar Jersón y cruzar el Dniéper, las tropas rusas quedarán cercadas y Crimea no podrá reforzarse. Mientras los ucranianos conocen el terreno y luchan por su país, aparte de tener una moral mucho más alta que sus enemigos, que han cometido errores estratégicos de bulto. Lo más que pueden hacer hoy es destruir con obuses y misiles de largo alcance las ciudades ucranianas. Pero hasta ahora han resistido. Putin, que empezó el ataque como maniobras militares, ha ido aumentando la presión hasta mencionar las armas nucleares 'sucias' y visto que tampoco lo lograba, amenaza con dejar al Tercer Mundo sin cereales, que ni siquiera son suyos, sino ucranianos. O sea que, además de agresor es ladrón y cobarde, como suele ocurrir a gentes de su catadura. Aunque tampoco hay que descartar que si se encuentra desesperado, eche mano de ese último recurso nuclear.

Es el riesgo que debemos asumir si queremos acabar con la amenaza de un individuo que sueña con reconstruir la Rusia del Oder a Vladivostok, con un colchón de países satélites que impida se filtre lo que más teme: el virus democrático. Lo curioso es que su desorbitada ambición ha logrado despertar en Rusia, sobre todo entre los jóvenes, una repulsa hacia su régimen, hasta ahora tapada por el fuerte nacionalismo ruso, Pero lo ocurrido en Ucrania es demasiado y las imágenes que llegan del frente lo acentúan.

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En Jersón, por tanto, puede decidirse el desenlace de esa batalla y la suerte de Putin. El comunismo ha tenido hasta ahora medios suficientes para aplastar la rebelión interna, vean lo que ocurre en China. ¿Continuara? Todos los europeos nos jugamos más de lo que nos creemos en esa contienda. Incluidos los españoles. A fin de cuentas, su Gobierno tiene como socios principales a comunistas y separatistas. Y nosotros decidiendo dónde pasar el puente de Todos los Santos, en las procesiones o la playa.