Israel teme que el ramadán se convierta en una celebración de Hamás en la Explanada de las Mezquitas
Mientras Netanyahu se inclina por permitir el acceso con normalidad a la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén durante el mes del ayuno musulmán con el fin de rebajar la tensión, el ala más dura de su Gobierno le pide severas restricciones para impedir incidentes y posibles atentados
Naufraga el último intento de tregua en Gaza antes del ramadán
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Corresponsal en Estambul
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Iniciar sesiónLa estrategia a seguir en el ramadán divide al gobierno de Israel. El mes sagrado del ayuno musulmán, que arrancará el lunes o martes, dependiendo de la luna, es un momento siempre sensible en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén y ... este año lo será aún más debido a la guerra en Gaza, que deja ya más de 30.000 muertos, según el ministerio de Salud. Itamar Ben Gvir, ministro de Seguridad Nacional, aboga por imponer severas restricciones al acceso de los musulmanes al tercer lugar más sagrado para el Islam para que no se convierta en lugar para «celebraciones de Hamás». Frente a esta opinión, la oficina de Benjamín Netanyahu anunció que «a los fieles se les permitirá entrar en cantidades similares a las de años anteriores. Cada semana se realizará una evaluación de seguridad y se tomarán decisiones en consecuencia». A este lugar los judíos le llaman Monte del Templo y es el más sagrado para el judaísmo.
El dispositivo de seguridad se discute desde hace semanas y el Consejo de Seguridad Nacional alertó de que «las organizaciones terroristas musulmanas ven el ramadán como una oportunidad para llevar a cabo ataques y actos de violencia» y señaló que espera que estas organizaciones «utilicen la guerra en Gaza y las tensiones alrededor del Monte del Templo para alentar a sus partidarios a atacar objetivos israelíes y occidentales». El comisionado de la policía, Kobi Shabtai, propuso limitar la asistencia a un máximo de 60.000 personas y que sólo se permita el acceso a los árabes israelíes mayores de cuarenta años. Ben Gvir propuso subir el límite de edad a los setenta años.
Netanyahu de momento no atiende a las propuestas del ala ultranacionalista, que es la que controla la policía en el gobierno, y sí a los informes del ministro de Defensa, Yoav Gallant, el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, y el director de la agencia de seguridad Shin Bet, Ronen Bar. Estos tres responsables de seguridad abogarían por una «máxima libertad de acceso» a la mezquita de Al Aqsa durante el ramadán, en un esfuerzo por rebajar las tensiones y evitar posibles ataques de lobos solitarios, según un informe citado por la prensa israelí.
Al menos dos muertos en un ataque hutí en un ataque en el mar Rojo, los primeros desde el inicio del conflicto
Se trata del barco True Confidence, con bandera de Barbados
Sin prisa
En Gaza, los ciudadanos sueñan con un alto el fuego que coincida con la llegada del ramadán y permita la entrada de ayuda humanitaria. Estados Unidos, Catar y Egipto se esfuerzan en El Cairo por conseguir una nueva tregua que abra las puertas a un nuevo intercambio de rehenes por presos palestinos, pero ni Hamás ni Israel muestran demasiada prisa y no ceden hasta ahora en sus exigencias.
El comunicado de la oficina del primer ministro recibió la respuesta inmediata de Ben Gvir. El ministro del sector ultrarradical declaró que «la decisión de permitir un acceso como en años anteriores muestra que Netanyahu y el gabinete de guerra piensan que no ocurrió nada el 7 de octubre (…) La decisión pone en peligro a los ciudadanos de Israel y puede permitir una imagen de victoria para Hamás». Ben Gvir recurrió también a X donde escribió que las «celebraciones de Hamás en el Monte del Templo» no son la «victoria total» que Israel prometió lograr cuando lanzó la operación militar en Gaza.
En el pasado ramadán se vivieron días de mucha tensión y hubo cientos de palestinos heridos y detenidos en los enfrentamientos con la Policía
En el pasado ramadán se vivieron días de mucha tensión y hubo cientos de palestinos heridos y detenidos en los enfrentamientos con la Policía. Coincidieron el mes sagrado musulmán del ayuno, la Pascua judía y la Semana Santa cristiana, con lo que la Ciudad Vieja de Jerusalén fue una olla a presión.
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