Irán y Pakistán amagan con desatar una crisis regional

La reacción comedida de Teherán, tras la represalia también muy medida de Islamabad, indica que el régimen ha sido consciente de su error y ahora quiere salvar la cara

Tensión entre Irán y Pakistán tras el ataque «inaceptable» de Teherán a un grupo terrorista suní

Activistas paquistaníes del musulmán Talba Mahaz (MTM) protestan contra los ataques con misiles iraníes en la aldea fronteriza paquistaní en la provincia de Baluchistán, en Islamabad EFE

El esfuerzo diplomático dirigido a aparentar que la crisis está resuelta, tras los ataques de Irán en territorio paquistaní del martes y la represalia de Islamabad del jueves, apunta a que no habrá escalada militar entre las dos potencias de Oriente Medio.

Todo lo ocurrido ... tras el intercambio de golpes ha sido una exquisita manifestación de prudencia y autocontrol. Por lo que es de esperar que -en el futuro- los dos gobiernos saquen la conclusión de que es preferible coordinar sus acciones contra los grupos levantiscos de la frontera, antes de recurrir sin más al palo atacando territorio soberano vecino.

La crisis muestra, sin embargo, el matonismo al que parece entregado el régimen iraní, que no parece satisfecho con el frente abierto con Estados Unidos, con Israel, y con la comunidad internacional por su programa nuclear y el sabotaje a la libre navegación. Al régimen de los ayatolás le sobran fuerzas para jugarse un conflicto bélico nada menos que con Pakistán, que posee el arma atómica.

Algunos analistas relacionan el episodio con la cólera suscitada en Irán por el reciente ataque terrorista en la ciudad de Kermal contra simpatizantes jomeinistas. La acción fue reivindicada por Estado Islámico en Afganistán, pero los ánimos en Teherán ya están tan excitados que cualquier pretexto es bueno para flexionar los músculos.

Población baluchi

Irán y Pakistán han tenido, en el pasado, incidentes fronterizos a cuenta de la población baluchi que vive en la región, repartida entre los dos Estados. Es una región rebelde, que aspira a independizarse en el futuro incorporando también a los baluchis afganos, algo que irrita más a Irán que a Pakistán porque además se trata de una etnia musulmana suní. Así que, en cierto modo, el episodio de crisis con Pakistán podría atribuirse a una represalia iraní contra Estado Islámico, en las costillas de los baluchis.

La reacción comedida de Teherán, tras la represalia también muy medida de Islamabad, indica que el régimen ha sido consciente de su error y ahora quiere salvar la cara. Irán no puede permitirse más aventuras bélicas, en un momento de presión máxima para sus presupuestos porque está financiando los movimientos armados de los palestinos de Hamás, los libaneses de Hizbolá, los hutíes del Yemen, y una galaxia de grupos afines en Siria y en Irak.

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