La inmigración se convierte en la mayor preocupación de los italianos tras la inflación

El Gobierno de Giorgia Meloni se encuentra con dificultades para contener el aumento de los flujos migratorios del Mediterráneo y se ha visto obligado a dar una respuesta. El Consejo de Ministros certificó en la tarde del martes que la inmigración constituye un grave problema y declaró el estado de emergencia nacional para la acogida de refugiados. Tendrá una duración de al menos seis meses. Se espera así superar el verano, esperando que la coyuntura internacional y la ayuda de la Unión Europea favorezca una reducción de flujos. «Hemos decidido el estado de emergencia en materia de inmigración para dar respuestas más eficaces y oportunas a la gestión de los flujos», explicó Meloni en una nota tras el Consejo de Ministros.

El estado de emergencia, que se decreta para situaciones graves o excepcionales, como ocurrió con la pandemia del Covid (en los últimos diez años, fue declarado 128 veces en Italia), da poderes extraordinarios al Ejecutivo. Permite derogar normas vigentes o dictar nuevas ordenanzas, y se potenciarán las actividades de identificación y de repatriación de quienes no tienen derecho a permanecer en Italia. Se destinan fondos especiales, que al inicio serán cinco millones, con la intención de llegar a 300 millones.

El primer objetivo que se ha marcado el Gobierno es intervenir en las estructuras. Se considera fundamental crear nuevos centros de internamiento de ciudadanos extracomunitarios sin documento de residencia habitual o que ya tienen orden de expulsión. Hay diez centros de reclusión, conocidos por las siglas CPR, en diversas ciudades italianas, con 1.100 puestos disponibles. Se pretende construir un CPR en cada región, para favorecer un mayor control del flujo migratorio.

El estado de emergencia en inmigración solo tiene un precedente: en 2011, lo decretó el Gobierno de Silvio Berlusconi. No se repitió el estado de excepción en 2016, un año récord de desembarcos bajo el Gobierno de Matteo Renzi, cuando llegaron a Italia 181.436 personas. En esta ocasión, la decisión del Gobierno Meloni ha estado determinada por dos números ofrecidos por el Ministerio del Interior: 31.357 y 115.000.

El primero es el número de inmigrantes desembarcados en Italia desde comienzos de año hasta este miércoles, lo que significa un aumento del 300% en relación con el mismo periodo del año anterior. El segundo corresponde a los inmigrantes presentes en Italia actualmente, sin contar los refugiados ucranianos, que, según fuentes del Ministerio del Interior, han saturado el sistema de acogida nacional. Los alcaldes han hecho un llamamiento al Gobierno porque consideran que «la situación de los inmigrantes está fuera de control».

En el decreto de emergencia está previsto el nombramiento de un comisario de inmigración, cuya tarea será, entre otras, la de encontrar camas adicionales para los inmigrantes con procedimientos rápidos y simplificados. Se sabe que Italia es para la mayoría de los inmigrantes que desembarcan en sus costas un país de paso: tres de cada cuatro abandonan Italia, debido a que no son óptimas las condiciones de acogida y confían en lograr un futuro mejor en otros países europeos. Así lo confirman los datos publicados por 'La Repubblica': en 2022, Italia fue el cuarto país de Europa por el número de solicitudes de asilo, concretamente 77.200, por detrás de Alemania (217.735), Francia (137.510) y España (116.135).

La oposición también ha atacado al Gobierno por el decreto de emergencia. «Las falsas promesas electorales de inviables bloqueos navales resuenan a lo lejos», dijo el ex primer ministro Giuseppe Conte, líder del Movimiento 5 Estrellas.

En verdad, la inmigración ha sido siempre un tema utilizado electoralmente por todos los partidos. Así lo destaca el primer diario italiano, el 'Corriere della Sera': «Atribuir la responsabilidad de lo que sucede sólo al gobierno de turno huele a una coartada de la oposición. Sería mejor tomar nota de la situación y discutirla de una manera menos electoralista».

La consecuencia del aumento de desembarcos es que se está modificando en las últimas semanas el orden de prioridades de los ciudadanos. Según la última encuesta de Euromedia Research, hoy la mayor preocupación de los italianos es la inflación y los precios, y, en segundo lugar, los desembarcos de inmigrantes. Hasta hace un mes, el tema de la inmigración ocupaba la parte inferior de la clasificación. Euromedia Research señala que la gestión de los desembarcos ha supuesto una ligera pérdida de consenso (-2%) del partido de Meloni, Hermanos de Italia.