Francia da otro paso atrás en el Sahel con su retirada de Burkina Faso

Se une a Níger y Mali, que en 2021 y 2022 decidieron poner fin a la Operación Barkhane

Francia se retira del Sahel y deja abiertas las puertas a los mercenarios rusos

Francia saca sus tropas de Mali y las traslada a Níger para luchar contra el yihadismo

Un grupo de personas se manifiesta en Burkina Faso para exigir la salida de las tropas francesas AFP

Juan Pedro Quiñonero

Corresponsal en París

La retirada forzosa de las fuerzas especiales francesas estacionadas en Burkina Faso, desde hace catorce años, en el marco de la operación Sabre, confirma el proceso de expulsión de la última gran potencia europea que todavía tiene una presencia militar en África, intentando combatir ... el yihadismo y resistir a la creciente presencia de Rusia.

El Gobierno de Uagadugú, capital de Burkina Faso, exigió la retirada de los 400 soldados francesas que integran la operación Sabre, «en un plazo máximo de un mes». El Gobierno de Emmanuel Macron se apresuró a confirmar esa retirada en el plazo exigido, llamando a consultas a su embajador en Burkina Faso.

Con esa retirada se pone fin a la más antigua de las misiones / operaciones francesas en África, confirmando las profundas y envenenadas raíces de un rosario de conflictos y tensiones franco africanas, acelerando la expulsión de Francia.

Burkina Faso sufrió dos golpes de Estado en 2022, en enero y septiembre. Sucesivos militares golpistas acusaban a sus antecesores de ser incapaces de combatir el yihadismo, con ayuda militar francesa. Seis meses muy cortos después, desde su toma de poder, el nuevo Gobierno golpista decide ordenar la expulsión de las tropas francesas, por dos razones: ineficacia contra el yihadismo subversivo y hostilidad agresiva de la opinión pública contra Francia, antigua potencia colonial.

Fracaso político y diplomático

Burkina Baso es el tercer país que ordena la expulsión de los soldados presentes en su territorio. Entre 2021 y 2022, Níger y Mali decidieron poner fin a la Operación Barkhane, que había sido concebida, en 2014, para combatir el yihadismo islámico en la gigantesca banda sahariana de Sahel. La presencia militar francesa en el Chad había sufrido una erosión paralela desde años atrás.

En términos estrictamente militares, la mayoría de los especialistas estiman que los 6.000 soldados franceses que han llegado a estar desplegados en los distintos Estados de Sahel han sido una fuerza de contención eficaz contra una nube de grupúsculos yihadistas. Sin embargo, es palmario el fracaso político y diplomático.

Pobreza, inestabilidad política, odio hacia la antigua potencia colonial, han terminado erosionado una presencia militar y unos acuerdos bilaterales, en materia de seguridad y defensa, que, durante años, se presentaron como un muro eficaz para contener hacia el norte la expansión yihadista.

La expulsión de Francia no ha traído la paz, en el Chad, Níger ni Mali. Los 6.000 soldados de una decena de países que componen la Misión Multidimensional Integrada de Naciones Unidas para la Estabilización en Mali (Minusma) siguen desplegados en el norte de Mali. Pero su presencia sigue sin conseguir todos sus objetivos.

Francia sigue teniendo una presencia militar menguante en África, en Costa de Marfil (900 soldados), Senegal (350 soldados), Gabón (350 soldados) y Djibuti (1.500 soldados)

Tras la expulsión de Burkina Faso, Francia sigue teniendo una presencia militar menguante en África, en Costa de Marfil (900 soldados), Senegal (350 soldados), Gabón (350 soldados) y Djibuti (1.500 soldados). Poco más de 3.000 soldados desplegados en la gigantesca zona sahariana de Sahel, del África occidental al Golfo de Adén y el Mar Rojo. Presencia simbólica, sin duda, testimonial, muy alejada de antiguos proyectos estratégicos.

Las fuerzas francesas estacionadas en Djibuti continúan siendo el contingente militar numéricamente más importante, fuera de Francia. Presencia declinante, pivote estratégico de imprevisible futuro.

Vientre fofo yihadista

Las fuerzas estacionadas en los países del África occidental, por el contrario, siguen teniendo una importancia significativa. Mali, Burkina Faso, Costa de Marfil, Níger, Senegal, son una suerte de vientre fofo del yihadismo africano, amenaza potencial grave, siempre, a través de las rutas mauritanas, argelinas y marroquíes, a las puertas de una Europa con una población musulmana creciente.

Tras la retirada forzosa de sus tropas estacionadas, hasta ahora, en Burkina Faso, Francia medita y reflexiona sobre el futuro de sus bases militares en África. Siguen existiendo acuerdos de Estado, bilaterales, en materia de seguridad y defensa. Nadie se hace ilusiones.

La retirada o expulsión de los últimos bastiones militares, franceses, en África, coincide con una penetración significativa de Rusia, a través de sus exportaciones de armas y sus tropas irregulares, los milicias privadas, como el Grupo Wagner, que ofrecen sus servicios a los países que se prestan a un juego peor que equívoco, como ha ocurrido en Mali: expulsadas las tropas francesas, los hombres de Wagner se han convertido en un poder paralelo, difícil de controlar, al servicio privado de las maniobras de Vladimir Putin, en Moscú.

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