El fin de una etapa para los inmigrantes en México: «Tenemos que hacerles caso o nos devuelven»

Jana García (apellido ficticio), inmigrante colombiana que busca cruzar a EE.UU. acompañada de sus compatriotas, lleva seis días esperando y «todavía no nos dicen nada»

En imágenes: el drama de la migración en los dos lados de la frontera de EE.UU. con México

Inmigrantes rezan mientras esperan que los agentes fronterizos estadounidenses les tramiten el asilo tras cruzar desde México afp

El periodista Juan Miguel Hernando de Radio Fórmula, residente en la fronteriza Tijuana (México), asegura que «hay mucho miedo, incertidumbre y temor tanto de la sociedad civil como del Gobierno» debido a la saturación de albergues con hasta 5.000 inmigrantes. Por ... su parte, José María García Lara, activista de derechos humanos, confirma la suma de otras 5.000 personas en hoteles. Ambos explican que muchos se entregan entre los dos muros y son expuestos a altas temperaturas sin agua, comida, ni baños.

Jana García (apellido ficticio), migrante colombiana que busca cruzar acompañada de sus compatriotas, lleva seis días esperando y «todavía no nos dicen nada». Va marcada en la muñeca con una pulsera amarilla para, supuestamente, darles prioridad. Aún así esta marca distintiva «no nos garantiza que les saquen rápidamente de aquí», en un limbo tanto administrativo como físico. A los hombres les trasladaron de campamento hace un día para evitar los altercados con las mujeres y los niños. Los agentes aduaneros les advirtieron que «o les hacen caso o les devuelven a México», explican con agobio. Sólo buscan que les resuelvan la siempre complicada situación migratoria, que «esperan más tarde que pronto».

Frontera caótica

Otro testimonio lo facilita Manuela Cantú, embajadora por la paz de la ONU en 2017 y responsable de acompañamiento psicosocial para niños en problemas, la situación en estos momentos en Tijuana como «caótica», describe para ABC. Los activistas observan como la mayoría de los migrantes son desconocedores del 'Título 42' y vienen engañados a la frontera, no obstante, la cifra sigue aumentando porque piensan que van a poder cruzar mientras se encuentran retenidos pegados al muro tras un viaje infernal por el que pagan cerca de mil dólares para saltar, en muchas ocasiones, a través de una escalera al lado estadounidense.

En el campamento que se ha formado para cientos de migrantes muchos son niños, que «sobre todo provienen de Venezuela y Colombia». Están hacinados en la Garita de San Isidro, copada anteriormente por la población ucraniana desde que estalló la invasión rusa. «En estos momentos también coexiste un grupo de entre 20 y 30 personas del estado mexicano de Guerrero con maletas, dispuestos a pasar la frontera a la espera de un visado que tal vez llegue, e informan que se va a militarizar con entre 1.500 a 1.600 soldados«.

Se acaba de instalar un albergue migratorio en la zona llamado 'Ágape' que ha sido habilitado con hasta 22 cocinas portátiles para acoger a cien personas diariamente y que se ve rebasado por el número de población migratoria. En su gran mayoría son colombianos y familias venezolanas con niños que suelen acceder a un gran centro deportivo denominado 'Reforma'.

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