Cómo fabricar en Cuba un delito para un disidente: «Quieren negar la existencia de reos políticos»

Los oficiales la agarraron incluso de los pelos para meterla al patrullero, ella no se resistía, sino que todavía estaba «atontada» por el golpe en la cabeza. De camino a la estación policial, la oficial llegó a ponerle las esposas tan apretadas que le cortaba la circulación. «Eso es para que aprendas», le dijo. Su delito fue preguntar a la oficial el motivo de su arresto y si contaba con una orden judicial para hacerlo. Ambas serían liberadas horas después.

No ha sido esta es la primera ocasión que acusan a esta intelectual de un delito común falsamente construido. Aún dolorida, Alina B. López lo explica a ABC: «En Cuba, el sistema político es monolítico, excluyente y, por tanto, no admite competencia. Por ende, niega la posibilidad del disenso y oculta la existencia de personas que están en contra de determinadas decisiones contra el sistema o contra políticas gubernamentales. Ellos son considerados enemigos y la idea también es negar la existencia de presos políticos, contra quienes fabrican siempre delitos comunes.

En mi caso, los dos delitos que me han imputado, uno por que fui condenada (desobediencia) y este último por el que acabo de ser instruida (atentado), el propósito es no reconocer que Cuba no es un estado de derecho, sino un país donde sus ciudadanos no tienen derecho a participar en la política y que son perseguidos por ello. Le pregunté una vez a una embajadora si habían tratado de acercarse al Gobierno cubano para que valorara un indulto o amnistía a los presos políticos, y respondió que sí, pero les dicen que esas personas están presas por delitos comunes y no por un delito político».

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El resultado de esta estrategia del régimen cubano pasa por hacer 'desaparecer' al preso político encerrándole junto a presos comunes (ladrones, asesinos, violadores...). «Se rompe así con una tradición que había sobre el tratamiento diferenciado del preso político en Cuba, incluyendo en períodos de dictaduras como las de Machado y Batista –explica la catedrática–. Y eso ha quedado claro hasta con testimonios de esas época. Si te detenían y todavía no te habían procesado, te podían asesinar, torturar, violar... pero una vez que estabas encausado, condenado y entrabas en prisión, el trato era absolutamente de respeto. Y eso no es lo que existe en Cuba hoy».

La manifestación a la que Alina Bárbara López y Jenny Pantoja se dirigían es la llamada 'Protesta de los 13', que comenzó en 2023 de manera mensual y en la que se demandan, entre otras cosas, la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente para elaborar una Constitución para todos, la libertad de los presos políticos o el respeto a la libertad de expresión. Sin embargo, antes de que se sumara a la protesta en 2023, ya en octubre de 2022 empezó a ser perseguida por la Seguridad del Estado. «Cuando eres una persona que conoce la historia y puedes desmontar los mensajes y la manipulación que el poder ha hecho sobre la historia como forma de moldear un actitudes comportamientos, eso es algo que molesta mucho», explica Alina Bárbara López.

Además de sus investigaciones, libros y ensayos, comenzó a escribir artículos para un público amplio en 'La joven Cuba (LJC), un medio de prensa en Internet. «Eso fue lo que empezó a molestar, yo diría que mucho más que las manifestaciones», dice. Y añade: «Soy una persona de izquierdas. Para mí, el modelo ideal debe ser un socialismo democrático, con pluralismo, con respeto, incluso con emprendimientos, con empresa privada también, pero con una empresa pública fuerte, que verdaderamente sea controlada por la ciudadanía, con elecciones, con diversos partidos políticos».

Su horizonte, ahora mismo, es lograr el cambio en Cuba y para eso, asegura, «tengo que respetar otras opiniones políticas. Ahora mismo, el caso de Cuba no va de ser socialista o capitalista. El caso de Cuba es que tiene que ser respetuosa de los derechos de la ciudadanía y darle la oportunidad de escoger cuál es el futuro que quiere. Y, claro, no va a venir el cambio desde poder. Al poder hay que convencerlo de que tiene que cambiar mediante la presión desde abajo, que para mí debe ser por vías pacíficas, no violentas; sin presión social, ningún sistema se mueve. Y creo que estamos cerca de lograrlo».