Éxodo de rusos tras la movilización: «Me siento afortunado, pero temo por mi familia, que sigue en Rusia»
Los testimonios de jóvenes que escapan de la movilización de Putin denotan la angustia que está viviendo la población
Kazajistán, Armenia y Georgia recogen gran parte de este tráfico. Finlandia estudia reducir el número de visados
Corresponsal en Berlín
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Iniciar sesiónUnos 6.000 rusos entraron el jueves en Finlandia, según Matti Pitkäniitty, jefe de la Unidad de Asuntos Internacionales de la Guardia de Fronteras. El flujo se ha doblado desde el anuncio de movilización de Putin. Las colas de coches se repetían ... ayer en los pasos de Vaalimaa y Nuijamaa y el Gobierno de Helsinki anunció que un comité compuesto por el presidente, la primera ministra y los ministros afectados ha decidido reducir a una décima parte la concesión de visados por el «grave daño que estas entradas suponen para la posición internacional de Finlandia». «Quienes entran ahora a Finlandia son pocos en relación con los que están saliendo en total, son solo ciudadanos ricos con visado Schengen», explica Ivan, economista de 35 años y afincado en Berlín desde antes de la guerra, «si lo que buscas son soldados desertores o jóvenes que huyen del reclutamiento forzoso, tienes que ir a la frontera de Kazajstán«. Sabe de esta ruta por su primo Igor, de 28 años, que ha elegido esa vía de escape y confía en poder llegar a Berlín a través de los Balcanes, quizá dentro de dos o tres meses. Ivan no tiene miedo: «lo peor que puede pasar aquí es que me pidan la documentación militar y por estar fuera podría pedir un aplazamiento». «Para cuando se cumpla el plazo habrá negociaciones y terminará la pesadilla», confía en el fin de la guerra, mientras sigue en contacto con numerosos rusos de su edad que buscan mayoritariamente la manera de evadirse.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, interpretó ayer este éxodo diciendo que «de alguna manera, se puede entender que en las primeras horas después del anuncio, e incluso el primer día después, hubo una reacción histérica y extremadamente emocional, porque en realidad no había información suficiente».
Situación «bajo control parcial» en Kazajistán
La salida de rusos del país afecta a las ex repúblicas soviéticas vecinas. Kazajistán confirmó ayer el aumento de entradas en las últimas 48 horas. «La situación está bajo control parcial», informó la guardia fronteriza en Astana, «al menos el tráfico no es tan intenso como en Armenia y Georgia, en el Cáucaso Meridional». Estos destinos son especialmente populares porque los rusos no necesitan allí visado. El Ministerio de Exteriores de Kazajstán se ha quejado en un comunicado de que «la estabilidad de nuestro Estado, bajo las condiciones de turbulencia a su alrededor, está siendo seriamente puesta a prueba» y el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, ha advertido que el flujo de refugiados está teniendo serias consecuencias en los precios de los alquileres y las viviendas en propiedad. «Creemos que nuestros ciudadanos muestran sabiduría y permanecen fieles a las tradiciones de hospitalidad», ha dicho, con la «esperanza de que el sector de infraestructuras y servicios del país sea capaz de hacer frente a las tareas que impone la inmigración».
A la caza de reclutas hasta en la calle y en las salidas de metro
Rafael M. MañuecoLa Policía militar y las unidades especiales del Ejército ruso se despliegan por todo el país en busca de efectivos para luchar en Ucrania. Alemania valora conceder asilo a quienes deserten
El hijo de un contratista y estudiante de Informática de 23 años, que no da su nombre para evitar represalias, ha tenido mucha suerte. Consiguió salir por Finlandia el pasado jueves y ayer voló hasta París, para refugiarse en una residencia de la que sus padres son propietarios en el sur de Francia. «Me siento afortunado, pero temo por mi familia, que se ha quedado en Rusia. También me preocupa la situación de muchos otros jóvenes rusos de mi edad, de los que se quedan y de los que consiguen salir pero no tienen a dónde ir», dice, «de alguna forma el pueblo ruso había aceptado un pacto tácito con el Kremlin, podíamos seguir con nuestras vidas mientras ellos actuaban libremente en el escenario internacional, pero Putin ha roto ese pacto y allí ahora todo es un caos».
«Nos están mintiendo»
«Nos preocupa la seguridad y la salud de muchos ciudadanos rusos que están saliendo del país como sea», dice Irina Hofmann, rusa casada con un alemán y residente en Múnich. En su entorno, hay mucho miedo. Muchos de sus amigos en redes sociales informan que ya han recibido la convocatoria. Acuden a ella en busca de información sobre la posibilidad de pedir asilo en este país. «Más que una movilización parcial, parece una movilización general, porque apenas hay excepciones», dice, «y muchos rusos intentan ahora abandonar el país lo más rápido posible». «Casualmente tengo una tarjeta de identificación militar de categoría B2, así que seré reclutado en último lugar, me dará tiempo a salir», escribe con alivio su amigo Alexander, de 22 años y editor de vídeo, que ha planeado su viaje a través de Mongolia, «pero a la mayoría de los que conozco ya les ha llegado la convocatoria, no parecen el 1% sino muchos más, nos están mintiendo y todos tienen miedo, igual hombres que mujeres».
«Me da miedo que me aborden en la calle, no salgo de casa. Todavía no se qué hacer. No tengo dinero para salir del país. Tampoco creo que me puedan dar un visado humanitario», ve el callejón sin salida Kirill, artista de 30 años. «Mi familia ha huido a Montenegro, pero yo tengo que quedarme en Moscú por el trabajo, no podemos quedar sin ingresos», explica Yegor, productor de YouTube de 24 años, «pero obviamente tendré que encontrar la forma de alejarme de aquí lo antes posible».
«El peligro de que te atrapen en la calle y te lleven a filas, o el riesgo de que te entreguen la citación y no poder ya escapar del aparato burocrático, porque registran y actualizan tus datos, es muy alto», confirma Konstantin, corresponsal en Berlín de varios medios rusos, de 35 años de edad, «el Gobierno ha congelado a la sociedad con el anuncio de la movilización y hay una gran tensión. Lo más probable es que haya algún evento insignificantes que desencadene una manifestación contra la guerra o una ola de protestas, como en Irán», vaticina.
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