Los enfrentamientos entre bandas criminales de Siria y Chechenia convierten el centro de Viena en un campo de batalla
En los últimos meses, los chechenos en particular se han enfrentado repetidamente con los sirios por controlar el mercado de droga en el entorno de la Plaza Reumannplatz
Centroeuropa y Europa del Este unifican datos sobre la inmigración irregular
La policía austriaca en una imagen de archivo
La Yppenplatz de Viena alberga un colorido mercado de fruta y, en verano, animadas terrazas de ambiente joven y familiar. Últimamente, sin embargo, es escenario de enfrentamientos y tiroteos impropios de la capital austriaca. El pasado domingo, dos jóvenes de 18 y 22 años de ... edad, uno de ellos sirio y el otro apátrida, resultaron heridos de gravedad. Sucedió poco después de las seis de la tarde, hora en que la plaza suele estar muy concurrida. Su estado de salud no ha permitido todavía los pertinentes interrogatorios formales, según el portavoz de la policía Philipp Hasslinger, que cada vez con más frecuencia debe informar sobre tiroteos de este tipo en la capital de Austria.
El motivo es la cadena de incidentes violentos que está ocasionando una brutal guerra entre bandas formadas por jóvenes de origen sirio y checheno, que intentan prevalecer en un territorio y que están convirtiendo en normalidad las heridas de bala, los coches con impactos de disparos, y los chats que glorifican la violencia. Un juicio celebrado la semana pasada en el Tribunal Regional de Viena sobre el apuñalamiento por parte de un sirio de 20 años a un militar que intentó mediar en una disputa en Reumannplatz, el pasado mes de marzo, dio lugar a escenas inéditas.
«Puta, te mataré, te apuñalaré», le gritó a una testigo el sirio acusado de causar al militar una herida de cuchillo de diez centímetros en el hombro. La herida en el muslo tenía 37 centímetros de longitud. «Pensé que eran los chechenos y que querían matarme», explicó el acusado ante el tribunal para alegar legítima defensa. Los dos grupos rivales tienen tomadas las calles de Viena-Brigittenau y Viena-Meidling.
Códigos de violencia y honor
En los últimos meses, los chechenos en particular se han enfrentado repetidamente con los sirios por controlar el mercado de droga en el entorno de la Plaza Reumannplatz. Las estadísticas policiales muestran que más de un tercio de todas las denuncias por delitos violentos presentadas en toda Austria se presentan en estos barrios de Viena, una ciudad con unos dos millones de habitantes y hasta ahora razonablemente segura, que soporta un número desproporcionado de delitos violentos.
En el centro de la lucha de poder, están «los chechenos» y una extensa familia siria denominada «505». Ambos clanes se rigen por perversos códigos de violencia y honor, utilizan redes sociales como Tiktok para provocarse unos a otros y responden a leyes internas y tribunales alternativos que forman los jefes de las bandas. La población vienesa no encuentra la forma de reaccionar y comienzan a surgir llamadas a patrullas de vigilancia ciudadana.
«Estábamos celebrando el cumpleaños de mi hermano, el domingo pasado, serían las diez de la noche. Entonces empezó a pasar gente corriendo por la calle. Unos iban enmascarados, todos llevaban cuchillos y palos. Quedamos acorralados por la pelea y nos metimos en un local para protegernos. En pocos minutos llegó volando un helicóptero, pero ni se inmutaron, siguieron la lucha durante unos 40 minutos», relata un testigo el enfrentamiento que presenció entre Meidlinger Bahnhof y la estación Längenfeldgasse U4. El ataque era la respuesta a los conflictos de los días anteriores y el resultado fue de cuatro heridos graves, según supo después por las noticias. Ese mismo fin de semana, el viernes por la noche, chechenos y sirios se atacaron entre sí con listones de madera, gas pimienta, cuchillos y armas de fuego en el parque Anton-Kummerer de Brigittenau, causando tres heridos graves. El día siguiente, los partidarios de ambos grupos se convocaron de nuevo en la calle Blutwiese, en Brigittenau. A pesar del amplio despliegue policial, que incluyó a las fuerzas especiales Wega y Cobra, sólo fue detenido un checheno de 29 años. El coronel Dietmar Berger, jefe adjunto del servicio de investigación de la Oficina de la Policía Criminal del Estado de Viena, explicaría después que los afganos en Meidling fueron daños colaterales, que el objetivo real eran los sirios. Berger señala el fenómeno de las bandas no es nuevo, pero «se ha intensificado». Una de las principales razones de los incidentes actuales es una disputa que tuvo lugar el pasado 3 de junio y que ha desencadenado después venganzas sucesivas. Un austriaco de 30 años con raíces chechenas resultó gravemente herido por un sirio durante un encuentro en el que, paradójicamente, trataban de resolver anteriores diferencias. Pero salió muy mal. El miembro del clan checheno sobrevivió a las ocho puñaladas, una de ellas en la garganta y otra en los genitales, pero invocó una declaración de guerra. Berger también aclara que no hay que imaginarse a esta banda como un clan con un capo a la cabeza, sino que se trata de un grupo informal de jóvenes que simpatizan entre ellos. El número 505 es un código postal de Arabia Saudí y el nombre de la banda se remonta a un clan familiar sirio procedente de esta región. Y aunque hay droga de por medio, tampoco se trata de
estructuras mafiosas o del «crimen de clan tal como lo conocemos en Alemania». «Se trata más bien de un asunto de honor», dice Berger, «sobre el dominio en los parques». El detenido de 29 años, un checheno que el pasado viernes por la noche llevó en coche a varios sospechosos a la primera pelea en el parque Anton-Kummerer, en Brigittenau, se niega a hacer ninguna declaración. «Esta persona está plenamente integrada profesionalmente, no encaja para nada en la imagen que tenemos de los jóvenes pandilleros, pero es fiel a un código de honor» que descoloca a las autoridades austriacas. Muchos de los jóvenes sirios implicados sólo han conocido la guerra desde la infancia, jóvenes de 20 años que en el mejor de los casos crecieron en campos de refugiados turcos y casi nunca asistieron a la escuela. Todo lo que puede hacer la policía es patrullar y patrullar. En una sola tarde se realizan 453 controles de identidad y 38 denuncias, s e incuatan dos armas. «Se trata de evitar que en Austria haya zonas a las que la gente no se atreva a ir», afirma Berger.