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El último liberal

Menas en la costa

El mar Mediterráneo se ha convertido en una tumba de muchas personas que, engañadas por las mafias, se introdujeron en una barquita que muchos no utilizaríamos ni en la orilla de la playa

Imagen de una patrullera de la Guardia Civil tomada en Alicante JUAN CARLOS SOLER
Fernando Llopis

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Durante más de dos siglos, los piratas musulmanes asolaron nuestras costas. Para avisar de sus posibles ataques se construyeron una serie de puestos de defensas y torres, muchas de las cuales podemos ver todavía. En aquellos tiempos se popularizó la expresión «no hay moros en ... la costa», para indicar que no se vislumbraba peligro en aquel momento. En la actualidad, la llegada de barcos piratas ha sido sustituida por auténticas oleadas de otro tipo de embarcaciones repletas de inmigrantes ilegales.

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