Elecciones locales de puro trámite en Rusia y en las zonas ocupadas de Ucrania

Esta vez apenas ha habido campaña o ha pasado casi desapercibida para la mayor parte de la población. Lo que no ha cesado ha sido el constante acoso a la desarbolada oposición para mantenerla lo más lejos posible y evitar que puedan influir en el electorado.

El Kremlin ha puesto toda la carne en el asador para garantizar la victoria de su partido, Rusia Unida, ya que la siguiente convocatoria serán las elecciones presidenciales y, salvo sorpresas, deberán tener lugar en marzo de 2024, probablemente con el actual presidente del país, Vladímir Putin, como principal candidato. Así que, para el poder, se trata de comprobar el comportamiento de los electores y la calle.

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Putin votó este sábado, emitiendo su papeleta virtual a través de internet, momento que fue difundido por las televisiones públicas mientras llamaba a la población a acudir a las urnas. La práctica de establecer varios días de votación, criticada por la oposición porque facilita el fraude, surgió a raíz de la pandemia de Covid, pero sigue vigente, ya que, a juicio de las autoridades, permite una mayor afluencia de votantes a los colegios electorales.

La ONG rusa Golos, que trata de monitorear el proceso electoral y cuyo jefe adjunto, Grigori Melkoniants, fue detenido en agosto y su domicilio sometido a un severo registro policial, considera en un informe estos comicios locales como «aburridos, inconsistentes y sin ningún suspense» por la falta de competencia entre candidatos. Además, en varios regiones fronterizas con Ucrania, las votaciones han tenido que ser aplazadas a causa de la guerra, tal es el caso de las localidades de Shebékino y Zhuravlióvka en la región de Bélgorod.

Desde la cárcel, el principal opositor de Rusia, Alexéi Navalni, que cumple una condena de 19 años de prisión, ha llamado a los rusos a acudir a las urnas, no para conseguir la victoria, sino para «mantener la costumbre, ya que tarde o temprano los comicios serán libres». Navalni propone, como ya hizo en años anteriores, recurrir al «voto inteligente», consistente en votar a cualquier candidato que no sea del partido gubernamental Rusia Unida.

El disidente ruso recuerda que en 2011 el oficialismo perdió en varias circunscripciones ante sus adversarios de otros partidos y, según él, «los engaños perpetrados para certificar unos resultados fraudulentos provocaron movimientos de protesta». En aquellas manifestaciones hubo miles de detenidos y ahora, desde el comienzo de la invasión de Ucrania, la represión se ha intensificado al máximo contra cualquier tipo de disidencia, lo que hace suponer que, por mucho que se manipulen los resultados de los actuales comicios, no parece plausible que se produzca un gran movimiento de protesta.