EE.UU., cerca de aprobar el envío del poderoso tanque Abrams a Ucrania

La decisión se enmarca en las negociaciones con los socios europeos de Washington sobre el envío de carros de combate, que había abierto grietas entre los aliados de Kiev.

El posible acuerdo sobre el envío del Abrams M1 incluiría el visto bueno de Alemania a enviar un número reducido de sus tanques Leopard 2 -algo a lo que ha mostrado reticencia-, además de la concesión de un número más alto de tanques de fabricación alemana en poder de los ejércitos de Polonia y de otros países de la región.

Desde el comienzo de la guerra, el Gobierno de Volodímir Zelenski no ha dejado de exigir más armamento y más sofisticado a la Administración Biden. Hasta el momento, EE.UU. ha enviado más de 20.000 millones de dólares en armamento, pero de una forma progresiva en la capacidad de las armas, para evitar dar la imagen frente a Rusia de una implicación directa en el conflicto: al comienzo, el equipamiento era artillería ligera, las lanzaderas de misiles de mano Javelin o uniformes. Ya en verano, comenzaron los envíos del sistema de misiles móviles HIMARS. Y este diciembre, en el transcurso de una visita histórica de Zelenski a Washington, Biden anunció el envío de los blindados de transporte Bradley y una batería de Patriots, el decisivo sistema de misiles antiaéreos, fundamental en la protección de las ciudades ucranianas frente a los bombardeos rusos.

Muchas peticiones ucranianas han sido desatendidas. Una de ellas, la incorporación de cazas de combate de última generación. Entre ellas estaba también la entrega de los Abrams M1, a la que las autoridades del Pentágono se han opuesto durante meses.

Según los militares estadounidenses, la utilización de este tanque de última generación es compleja y costosa: requieren un amplio periodo de formación para los soldados ucranianos y un entramado logístico -tiene un consumo enorme de combustible- que no los hace idóneos para este momento de la guerra.

Frente a la oposición del Pentágono, todo indica ahora que van a prevalecer los esfuerzos diplomáticos de Biden y del Departamento de Estado para mantener la unidad de los aliados en el apoyo a Ucrania. El presidente estadounidense y su homólogo alemán, Olaf Scholz, mantuvieron una conversación telefónica el pasado 17 de enero, de forma previa a la reunión entre los socios militares de Ucrania en la base de Ramstein (Alemania). Allí se trató la estrategia militar del Ejército ucraniano para un año en el que se espera una nueva ofensiva rusa y se discutió, sin llegar a un acuerdo, sobre el envío de tanques.

Biden se mostró entonces abierto al envío de los Abrams M1, como había exigido Alemania para entregar sus Leopard 2, si eso conducía a desbloquear la situación y cerrar las fisuras entre los aliados.