Crece el rechazo al apoyo militar a Ucrania

EL ANÁLISIS TÁCTICO DEL GENERAL (R) PITARCH (03/10/2023)

En el seno de la UE el cansancio es aún más palpable, especialmente en los Estados fronterizos, supuestamente antirrusos como antiguos miembros del extinto Pacto de Varsovia

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Con la contraofensiva empantanada, más allá del furibundo bombardeo desinformativo que sufrimos, se puede afirmar que la estrategia rusa en la guerra de Ucrania está dando frutos tangibles. Tanto en lo que se refiere a la erosión de las capacidades operativas ucranianas en el ... teatro, como a la quiebra de voluntades en el tablero internacional. Acercándonos hacia el segundo invierno de guerra, las muestras de hastío son crecientes en algunos de los países donantes, a ambos lados del Atlántico.

En EE.UU. los paquetes de ayudas a Ucrania están siendo revisados, cuando no cancelados, debido a la fuerte presión del partido republicano en la Cámara de Representantes. Pugna política que trasciende a la opinión pública y que, en el umbral del año electoral (2024), supone una peligrosa enmienda a una Casa Blanca titubeante sobre los objetivos buscados por el fabuloso apoyo norteamericano a Kiev.

En el seno de la Unión Europea (UE) el cansancio es aún más palpable, especialmente en los Estados fronterizos con Ucrania, supuestamente antirrusos como antiguos miembros del extinto Pacto de Varsovia. Recientemente, el gobierno polaco ha clausurado su política de entrega de armas a Ucrania y, el pasado sábado, las elecciones generales en Eslovaquia han sido ganadas por el ex primer ministro Fico quien, en su programa, propugnaba cortar el suministro de armas al vecino ucraniano.

El escenario geopolítico en el este de Europa está mutando, tanto en su vertiente armamentística concreta como en el formidable significado político de tal alejamiento de Ucrania. Porque, aparte de Rusia y Bielorrusia, de los otros cinco países también fronterizos con Ucrania, Polonia, Eslovaquia y Hungría son reticentes a seguir alimentando el conflicto del lado ucraniano. Solo queda Rumanía (país que, con su apéndice moldavo, probablemente siga la senda de los anteriores) para completar una suerte de cordón sanitario alrededor de Ucrania. No son buenas noticias ni para Ucrania ni para EE. UU., ni para la OTAN ni tampoco para Bruselas (a pesar de la insólita reunión informal de ministros de Exteriores, el pasado lunes, en Kiev). Quizás, Úrsula Von der Leyen y Josep Borrell -ambos colosales paladines del suministro de todo a Ucrania-, estén mesándose los cabellos.

SOBRE EL AUTOR
pedro pitarch

El autor es teniente general retirado del Ejército de Tierra. Fue jefe del Eurocuerpo y de la Fuerza Terrestre y director general de Política de Defensa en el Gobierno de Zapatero. Ocupó la jefatura de la División de Estrategia y Cooperación Militar del Estado Mayor de la Defensa, así como de la División de Logística del Mando Supremo de la OTAN.

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