Copan: el mastodóntico edificio de São Paulo asediado por el crimen, las drogas, los apagones... y los fantasmas
Diseñado por Oscar Niemeyer, tiene más de 1.100 apartamentos, 35 plantas, 5.000 habitantes, su propio código postal y hasta un alcalde
La profanación de los símbolos arquitectónicos de la democracia brasileña
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónTodo en Brasil tiene un tamaño desmesurado. La selva, las distancias, las ciudades y hasta la desigualdad. Los apagones no podían ser menos. En días recientes, hasta entrado el fin de semana, cortes de luz intermitentes han dejado a cientos de miles de personas ... sin suministro eléctrico en el centro de São Paulo. Y, algo insólito, hasta el edificio Copan llegó a oscurecer.
Los vecinos de este icónico inmueble lamentan su suerte, pues nunca antes sucedió algo semejante, cortes eléctricos tan prolongados, tan seguidos, ligados a una entrada insólita en el otoño, con un calor de 40 grados y tormentas repentinas de una violencia inusitada. Desde luego, Vlademir Almeida, que desde hace 17 años es empleado administrativo del edificio, en el que viven unas 5.000 personas, nunca vio apagones tan persistentes. «Sólo uno de seis ascensores funciona, todas las tiendas están cerradas».
El de los cortes de luz es un problema añadido para el centro de una megalópolis ya asediado por los robos, la violencia y la drogadicción. El Copan es una pequeña isla de residentes de clase media, artistas e intelectuales aferrados a un estilo de vida que va desapareciendo entre apartamentos de alquiler turístico y un barrio tomado por adictos al crack y ladrones comunes que operan en moto o bicicleta.
El Supremo de Brasil da 48 horas a Bolsonaro para explicar por qué pasó dos noches en la Embajada húngara
verónica goyzueta | corresponsal en sao pauloEl expresidente, a su salida de un acto en honor a la ex primera dama Michelle Bolsonaro, se ha limitado a cuestionar si es delito dormir en una Embajada o hablar con el embajador
Este edificio, una ciudad dentro de otra ciudad, es una de las viviendas más emblemáticas del mundo, la referencia absoluta de las moles de hormigón que años después proliferarían en tantas y tantas costas del mundo, incluida la española. ¿Han visto alguna vez un edificio de apartamentos con una leve curvatura? Entonces está endeudado con el Copan, esté en Miami o en Benidorm.
El edificio es diseño de uno de los arquitectos más reputados del mundo, el brasileño Oscar Niemeyer. Tiene más de 1.100 apartamentos, 35 plantas, 5.000 habitantes. Su propio código postal. Un cine que dejó de usarse, y hoy es una iglesia evangélica. Un alcalde, al que le hace la oposición un fotógrafo comunista. Su propia oficina comercial para gestionar los cientos de alquileres turísticos. Pasillos en los que se hacen pases de modelos y se graban películas y series. Dos récord Guinness. Paracaidistas furtivos. Y dicen sus moradores que hasta fantasmas, aunque esto es más bien un reclamo turístico.
«En Río tienen el Cristo Redentor, y en São Paulo tenemos el Copan», dice con una media sonrisa el señor don Affonso Celso Prazeres de Oliveira, el alcalde, en realidad un administrador que gobierna la vida del edificio de viviendas más grande de América Latina desde hace tres décadas. Su despacho, en la primera planta, es un museo consagrado a este monumento vivo. Tras su escritorio, una inmensa fotografía aérea del Copan y el resto de la ciudad en los años 60. Donde se mire, bocetos, mapas, certificados, hasta trozos de la fachada. Su equipo no para. En medio de un apagón, su única prioridad es que aguante el generador, para atender las emergencias.
«Tenemos ahora muchos planes, pero el más urgente es la fachada», afirma Oliveira. En 2011, por desprendimientos, una lona de rejilla azul cayó sobre su estructura serpenteante, una silueta ondulada única que se asemeja a la virgulilla sobre la primera vocal de São Paulo. Ahí sigue, mecida por el viento, cubriendo la vista a los turistas y a los que viven en el edificio. Tras una década de tiras y aflojas entre el administrador y los responsables de la protección del patrimonio cultural de la ciudad por los materiales que se deben usar para cambiar el revestimiento, finalmente el año pasado se anunció que comienzan las obras para cambiar 47.000 metros cuadrados de baldosas. Costarán tres millones de euros y deberían acabar este año, aunque no se antoja muy probable. El objetivo del administrador es limpiar la cara al edificio incluso con publicidad que resulte atractiva. «Me gusta lo que Madrid ha hecho con la Puerta del Sol».
Edificio Copan
Inauguración: 1966
Inicio de obras: 1952
Arquitecto: Oscar Niemeyer
BRASIL
Sao Paulo
35
115
1.160
Plantas
en el edifico
Metros de altura
Unidades habitacionales
B
A
C
D
G
E
F
Tipologías
de viviendas
El conjunto consta de siete tipos de viviendas por tamaño y distribución. Desde la más grande de tipo A que llega a los 600 m² de superficie y una capacidad para 10 personas, hasta las de tipo D que son estilo habitación de hotel
División zonas comunes
Zonas comunes
Zonas comerciales
Circulaciones
Planta baja
Planta primera
(plataforma)
Perfil de Copan
Viviendas
Plataformas
Con zonas
comunes
y comerciales
“La S de Sao Paulo” Conjunto Copan
Google Earth y elaboración propia / ABC / J.Torres
Edificio Copan
Inauguración: 1966
Inicio de obras: 1952
Arquitecto:
Oscar Niemeyer
35
115
1.160
BRASIL
Plantas
en el edifico
Metros de altura
Unidades habitacionales
Sao Paulo
Planta de
viviendas
Tipologías
de viviendas
El conjunto consta de siete tipos de viviendas por tamaño y distribución. Desde la más grande de tipo A que llega a los 600 m² de superficie y una capacidad para 10 personas, hasta las de tipo D que son estilo habitación de hotel
División zonas comunes
Zonas comunes
Zonas comerciales
Perfil de Copan
Circulaciones
Viviendas
Planta primera
(plataforma)
Planta baja
Plataformas
Con zonas
comunes
y comerciales
“La S de Sao Paulo” Conjunto Copan, Google Earth y elaboración propia / ABC / J. Torres
Oliveira tiene 85 años. Fue de los primeros en mudarse al Copan. Ha sido reelegido en el cargo tras una votación interna y por un mandato de dos años. Trabajan para él 104 personas. Administra una caja de tres millones de euros. De vez en cuando le sale algún contrincante, pero le duran poco. «A veces hablan mal de mí, pero la verdad siempre acaba sabiéndose», afirma. La verdad es que lleva 30 años ganando. Tiene grandes planes de futuro, como el de cubrir la fachada de publicidad mientras duren las obras, para generar caja. O coronar el edificio con un museo en la última planta, honrando al arquitecto Niemeyer y su obra.
Lo cierto es que este bloque serpenteante de cemento fue una amarga decepción para el mítico Niemeyer, quien no lo visitó. Se negaba a hablar de él, lo repudiaba cuando podía. «Sólo es un edificio de viviendas», zanjó con displicencia antes de morir. Fue un encargo de la Compañía Panamericana de Hoteles y Turismo, de ahí el acrónimo del nombre del edificio. Hubo cambios en el diseño original por la acumulación de sobrecostes. Eso provocó el enfado del arquitecto. A pesar de ese rechazo, el Copan cambió para siempre São Paulo y Brasil, inaugurando una fase de crecimiento vertical. Según el censo actualizado el pasado 29 de junio, viven en él más personas que en 254 municipios del país. Figura en el 'Libro Guinness de los Récords' como el mayor conjunto de apartamentos residenciales y el mayor edificio habitacional de Brasil.
Capital del robo
En su medio siglo de vida, esta ciudad vertical ha tenido altos y muchos bajos. Desde los años 80 ha ido corriendo la misma suerte del centro de São Paulo: menudeo de droga, consumo de crack en plena calle, prostitución a plena vista, hurto tras hurto. Ahora apagones. El señor alcalde niega contra toda evidencia que el problema de inseguridad se haya agravado, ya que, dice, él se ha ganado el apoyo de la Policía. Pero pasar apenas media hora en los bajos del edificio, ante restaurantes como Dona Onça o Copanzinho, basta para ver el hurto de un móvil a manos de dos esquivos chavales en bicicleta.
Esa inseguridad llevó a Renatto de Sousa, de 67 años, a cambiar su estudio de fotografía del exterior, en el callejón, a los pasillos interiores. Hoy, si los apagones lo permiten, atiende al público en uno de los 72 locales comerciales del edificio, una mezcla entre centro comercial y parque temático donde se venden souvenirs del complejo, como imanes, estatuillas, camisetas y sudaderas. Renatto, que vive aquí desde hace tres décadas, se ha especializado en vender fotografías del Copan. Son panorámicas en un blanco y negro intenso, que destaca las ondulaciones del edificio sobre el apabullante horizonte de cemento de São Paulo.
«En este edificio no hay buen gobierno ni buen mantenimiento», se lamenta. Declarado comunista, este artista denuncia no sólo la inseguridad, que molesta a todos, sino también los quebraderos de cabeza provocados por uno de los problemas universales de esta década: los apartamentos turísticos. «Son los alquileres turísticos», dice, «el tumulto, el barullo, los jóvenes, las fiestas, no paran, y no respetan a los que vivimos aquí y necesitamos descansar», afirma.
No hay un censo exacto, pero los empleados preguntados hablan de como mínimo un centenar de apartamentos alquilados por día, con precios que rondan entre los 40 euros. Un conserje cuenta, bajando la voz, que un inversor ha comprado él sólo 30 unidades para alquilarlas. No da más detalles. En los bajos, en un pasillo interior, junto a un bazar, hay una oficina con el rótulo «Airbnb en el Copan». No es nada oficial, ligado a la aplicación de reservas. Es el lugar desde el que una subcontrata gestiona el alquiler de 35 apartamentos en el edificio.
Como dice Renatto, estas visitas traen sus propios problemas. No es sólo el trasiego constante, noche y día, o el jolgorio hasta altas horas. Según cuenta Ezequiel Olímpio dos Santos, vigilante de seguridad, hace unos meses dos tipos que se quedaban en uno de los apartamentos en una de las plantas superiores saltaron por la ventana con paracaídas, 100 metros al vacío, para aterrizar en un solar en la parte trasera del edificio, sin mayores daños. Ezequiel se sonríe, gajes de trabajar en una pequeña ciudad de 5.000 habitantes en el centro de una megalópolis de 11 millones. Ha visto de todo: nacimientos y muertes, peleas y rodajes, hoy mismo se celebra en los bajos un desfile de moda, rico en androginia, con la flor y nata de la farándula paulistana.
Ha habido hasta alertas antiterroristas. Hace una década el escuadrón antibombas se desplegó con la Policía y los bomberos. Acordonaron una zona. Amenaza de bomba. Cundió el pánico. Finalmente, cuenta Ezequiel, todo tenía una explicación muy brasileña. Era carnaval. Un vecino del piso 27 se había disfrazado de hombre bomba, y hasta se hizo el explosivo con tubos y mechas. Al volver a casa de madrugada, echó el disfraz al lado de un contenedor de basura, donde lo encontraron los limpiadores, que llamaron a la Policía.
Apariciones espectrales
Y ahora, fantasmas. Nadie, ni el alcalde ni los empleados, afirman o niegan que se crean estas historias, que se viralizaron el año pasado en redes sociales. Son cuentos dignos de películas de terror: pasos solitarios en un pasillo, manos que se esfuman tras tocar un hombro, un gato blanco que atraviesa paredes y una o dos figuras que vienen y se van, como la del presunto aparecido de la sala de máquinas. Suelen concentrarse los espectros, por lo que se ve, en los bloques B y E, aunque hay alertas antifantasma desparramadas por toda la geografía del Copan. No revisten de mucha credibilidad, pero en esta época del periodismo de red social, respetados medios brasileños -'Globo', 'UOL'- hicieron reportajes al respecto y el asunto, como se suele decir, se viralizó.
Está claro que para el alcalde, el señor De Oliveira, es una suerte de reclamo. «Son de nuestros residentes más famosos», dice en tono jocoso. Uno de sus ordenanzas bromea. «Yo creo que los fantasmas que han visto por aquí son esos», dice, y señala a los modelos del desfile, unas figuras andróginas y semidesnudas que avanzan cubiertas de espumillón y lentejuelas de mil colores brillantes. Para Renatto, el fotógrafo comunista, hay otra explicación para los desajustes paranormales. «Claro que hay fantasmas», dice. «Son los avales que el alcalde utiliza para presentarse, esos son los fantasmas».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete