Canadá y Países Bajos acusan a Siria de tortura ante tribunal de la ONU

Los denunciantes han puesto sobre la mesa la presunta comisión de malos tratos a detenidos, desapariciones forzosas, violencia sexual o contra los niños, entre otros cargos que derivarían de la represión ejercida contra voces críticas contra el Gobierno. La lista de abusos se completaría además con el uso de armas químicas, «una práctica especialmente atroz para intimidar y castigar a la población civil», según consta en un comunicado de la CIJ.

«Doce años después (del inicio del conflicto), las violaciones de Derechos Humanos a manos del régimen sirio persisten», han proclamado la ministra de Exteriores canadiense, Mélanie Joly, y su homólogo neerlandés, Wopke Hoekstra, en una nota conjunta con la que han apelado a la «responsabilidad» de Siria para con el Derecho Internacional y han aludido a la imposibilidad de llegar a una «solución negociada».

Canadá y Países Bajos justifican la interposición de la denuncia en que son, al igual que Siria, firmantes de la convención a la que ahora interpelan. Es el mismo argumento que ya utilizaron más de una treintena de países, entre ellos España, que se han aliado con Ucrania para intentar llevar a Rusia ante la CIJ por violar el tratado relativo al genocidio.

La denuncia incluye también en el caso de Siria una petición expresa al tribunal de la ONU para que interponga medidas cautelares, con vistas a «proteger las vidas y la integridad física y mental» de los ciudadanos sirios que ya sufren o corren el riesgo de sufrir tratos o castigos crueles y degradantes, equivalentes a tortura, según un comunicado del tribunal.

La CIJ suele tardar años en deliberar sobre este tipo de casos, aunque puede pronunciarse en cuestión de semanas si ve necesario establecer algún tipo de medida provisional, como ya hizo con Rusia poco después de lanzar su ofensiva militar sobre Ucrania. En cualquier caso, no tiene capacidad de que estas órdenes se apliquen en la práctica si no las acatan los países aludidos.

«Canadá y Países Bajos se guían por la firme creencia de que no puede haber una paz sostenible y una reconciliación duradera en Siria sin rendición de cuentas», han explicado los dos ministros de Exteriores, que confían también en suscitar el mayor apoyo posible dentro de la comunidad internacional para la causa que ahora inician en La Haya.