Los ataques contra los puertos ucranianos del Danubio ponen en alerta a Rumanía

Los rumanos que viven cerca de la frontera ucraniana se han familiarizado con las sirenas antiaéreas y las explosiones

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Soldados del ejército rumano construyen un refugio antiaéreo en la aldea de Plauru, en el delta del Danubio, a 300 kilómetros al este de Bucarest, Rumania AFP

Miriam González

Corresponsal en Kiev

La guerra de Rusia contra Ucrania se siente en Rumanía. Especialmente en la frontera que discurre a orillas del Danubio. Los residentes del lugar son espectadores directos de los ataques rusos contra infraestructura portuaria de sus vecinos. El pasado viernes antes de medianoche Ro- ... Alert –el sistema rumano que informa a la población ante una situación de emergencia– envío una alerta a los vecinos de los condados de Galati y Tulcea. Había posibilidades de que «cayeran objetos del espacio aéreo».

Las autoridades de Galati se pusieron en alerta después de recibir varios avisos de los residentes. Algunos testigos afirmaban que observaron como algo caída del cielo y otros declararon, según el medio rumano Digi24, que escucharon varios aviones volando a baja altura y un «ruido muy fuerte». El sistema de vigilancia por radar de las fuerzas rumanas avisó de una posible incursión en el espacio aéreo del país «detectándose una señal en una ruta hacia la ciudad de Galati».

La alarma cesó pasada la una de la madrugada y rápidamente comenzaron las labores de búsqueda para comprobar si algún objeto había caído en territorio rumano. Varios equipos de los bomberos, la gendarmería y la policía estuvieron peinando la zona durante la noche. Las tareas para encontrar posibles restos continuaron durante la mañana del sábado y en ellas participaron hasta 100 efectivos. Había soldados y agentes de la inteligencia rumana. A las 12 del mediodía la Policía rumana anunció que no se habían encontrado ningún tipo de restos en la zona y informaron de su retirada de la zona.

Después de un ataque ruso contra el puerto de Izmail, y tras algunas vacilaciones por parte de ejecutivo rumano, que no quería desatar la alarma. Finamente, el 9 de septiembre, Bucarest reconoció que fragmentos de un «dron similar» a los que emplea Rusia para atacar a Ucrania habían sido identificados en su propio territorio. Inmediatamente se convocó al responsable de la misión diplomática de la Federación Rusa en Rumanía por segunda vez en una semana.

La ofensiva de Rusia contra los puertos del Danubio no da tregua y los riesgos para la población rumana se han incrementado. Ante esta situación, el Ejecutivo rumano decidió construir refugios antiaéreos para prevenir posibles consecuencias.

Los últimos de Plauru

Desde la pequeña aldea de Plauru se puede observar a la perfección el puerto ucraniano de Izmail. El trasiego de los barcos cargados de cereales aumentó desde que la importante instalación portuaria de Odesa viese restringido el tráfico marítimo tras la salida de Moscú del acuerdo de granos del mar Negro. El ancho del Danubio en esta área dibuja una franja de unos escasos 500 metros. Distancia por la pasa la frontera. Una separación mínima entre la localidad de Rumanía y una de las infraestructuras civiles ucraniana que están en el punto de mira de los generales rusos.

La guerra de Rusia contra Ucrania terminó llegando hasta esta discreta zona olvidada durante años. El sonido de las sirenas antiaéreas ya no sobresalta a los lugareños –ucranianos y rumanos– acostumbrados a que los enjambres de drones rusos pasen por encima de sus hogares casi a diario.

La precisión militar puede fallar cuando la distancia entre un miembro de la Alianza Atlántica y Ucrania es menos de 500 metros. Los riegos que asume Rusia al atacar los puertos fluviales de Izmail y Reni son altísimos porque pueden involucrar a un estado de la OTAN. Sin embargo, Moscú no cesa en su empeño de intentar liquidar la infraestructura civil ucraniana en la ribera del Danubio.

Soldados del ejército rumano construyen un refugio antiaéreo en la aldea de Plauru, en el delta del Danubio, a 300 kilómetros al este de Bucarest, Rumania afp

A mediados de septiembre el ministerio de Defensa de Rumanía, consciente del riesgo que supone este tipo de ofensivas contra la población civil de su país, anunció que habían comenzado a construirse refugios antiaéreos en la zona de Plauru. Los militares rumanos se trasladaron hasta el lugar con grandes bloques de hormigón armado, grúas y llenaron sacos de tierra para acondicionar el espacio en que se van a instalar los refugios para lo últimos habitantes que siguen en el pueblo. Situada en el delta del Danubio, a unos 300 kilómetros de la capital rumana, Plauru es una de esas aldeas que se encaminan hacia la desaparición sin que nadie lo note.

Tan solo veinte personas viven allí de forma habitual. Pero la invasión de Ucrania ha trastocado el monótono ritmo de vida de los 21 habitantes que todavía siguen allí. Su proximidad a un país en guerra los ha convertido en testigos directos de las explosiones provocadas por ejército de Putin.

En Rumanía se sufre también el miedo y la ansiedad que causan los drones que envía Rusia para atacar los distritos ucranianos. «Cuando el sistema de defensa aérea dispara, los misiles vuelan desde allí. También oímos a los drones acercarse. Cuando caen, es un desastre natural, temblando como un terremoto» relataba el agricultor local Gheorghe Puflea al medio Radio Free Europe.

El alcalde de Plauru ofreció a sus vecinos la posibilidad de trasladarse temporalmente a albergues, pero casi ninguno aceptó. La mayoría quieren permanecer en sus casas. Aun así, la situación es impredecible y si los ataques continúan nadie podrá asegurar que estos vecinos no sean evacuados de sus tierras.

Riesgo de escalada

Rumanía es el estado de la OTAN que mayor frontera comparte con Ucrania. Desde que Rusia intensificó sus ataques contra la infraestructura portuaria en julio de este año –tras la retirada del acuerdo de granos del Mar Negro– Bucarest puso el foco sobre el peligro de comprometer la seguridad de su territorio en la linde con Ucrania. El Ministerio de Exteriores rumano ha reiterado «su firme protesta» contra las violaciones del espacio aéreo de su país y condena a Rusia por provocar una «escalada imprudente» cerca en su frontera.

El 14 de septiembre, el Ministerio de Defensa de Rumanía ordenó ampliar el cierre del espacio aéreo en las inmediaciones del borde con Ucrania. La medida es una respuesta a la intensificación de los ataques contra los puertos de Izmail y Reni.

Además, Gheorghiță Vlad, jefe adjunto del Estado Mayor de la Defensa de Rumanía, declaró que, en función del nivel de la amenaza, el ejército está dispuesto «a utilizar todo el poder militar para defender el territorio rumano». Vlad respondió así de tajante cuando periodistas de la televisión sueca le preguntaron si Bucarest emplearía sus sistemas antiaéreos contra los drones rusos. En general agregó que se habían desplegado radares y hasta 600 soldados en la línea fronteriza de defensa en la parte norte de Dobrogea.

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