Los últimos de Lugansk se quedan sin combustible

Áreas

controladas

por los rusos

RUSIA

Bielorrusia

Sievierodonetsk

Lysychansk

Kiev

Kramatorsk

UCRANIA

Mariupol

Mar

de Azov

Moldavia

Crimea

Mar Negro

200 km

ABC

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La energía también es un arma de guerra y las fuerzas de Vladímir Putin la han utilizado desde el principio, cargando contra depósitos de combustible, cadenas de suministro y refinerías en activo: la de Keremenchug, la mayor de Ucrania y un 43 por ciento propiedad de la estatal Naftogaz, fue destruida el 3 de abril; el 5 por la tarde, la de Novomoskovsk. Negar el acceso industrial a gasolina, diésel y petróleo es una consabida forma de obtener ventaja militar, pero también lo es cortárselo a la población hasta su asfixia. En los núcleos residenciales aún sin ocupar del Donbass, el 90 por ciento de las estaciones de servicio están clausuradas , surtidores y despachos sepultados en sacos terreros de protección, y en las pocas que funcionan, la mayor parte de los días no hay nada que vender. El resultado es que es necesario rastrear dónde comprar reservas y hacer colas eternas para, con suerte, pagar el litro a precios astronómicos. El máximo que se puede adquirir son 20 cada vez, a 64,99 grivnas la gasolina de 95 octanos, 2,04 euros que en Ucrania son un dineral; 53,99 grivnas la de 92 octanos, 1,70 euros, con una calidad más baja que no todos los coches pueden consumir.

Como referencia, cuando a principios de abril el litro de estos productos alcanzó las 40 grivnas, el pánico se disparó y sólo los más pesimistas pensaron que se podía llegar a los 50 grivnas, ahora superados. Una escalada imparable, y eso que el Gobierno redujo los impuestos especiales a derivados del petróleo del 20 al 7 por ciento.

«Nadie estaba preparado para una situación tan extrema», dice Serguéi Kuyun, experto en mercado energético y director de la consultora especializada A-95. La peor crisis coincidió con el éxodo masivo de ucranianos de los territorios de los que Rusia tuvo que replegarse, el entorno de Kiev. Pero nada se detuvo ni se ha detenido, esto es, los trenes siguen funcionando, los soldados están en el frente haciendo uso de sus vehículos militares y en los enclaves no invadidos, la vida transita en una relativa normalidad : se cocina, se caldean las casas. Ha habido una reorganización, una nueva configuración logística basada en una red de corredores múltiples que se apoya en el flanco occidental con Europa, lo que aporta un suministro confiable y una seguridad que Ucrania no tenía. Funciona y, parece, se ha establecido para quedarse.

Con los principales puertos de entrada en manos de las fuerzas del Kremlin y la infraestructura petrolera propia desguazada a bombazos, «el combustible está llegando tanto por ferrocarril como por carretera, directo de la frontera a la gasolinera. Es una cuestión tanto de seguridad como de rapidez. Por lo tanto, el sistema está diversificado y es difícil o incluso imposible de cortar », explica Kuyun. La clave es Polonia. El Ministerio de Economía de Ucrania comunicó ayer que la solución «pronta y sustancial» se ha encontrado junto con Varsovia y la posibilidad de que a través de ese país vecino transiten los derivados procedentes de refinerías de Estados Unidos, Ámsterdam-Rotterdam-Antwerp (ARA), Alemania, Escandinavia y el Báltico que la propia Polonia recibe. Según los datos oficiales, podrán ser hasta 200.000 toneladas de productos al mes, frente a las apenas 60.000 que se transbordaron por esta vía en abril.

La coexistencia de Ucrania con la escasez de carburantes viene de lejos. Moscú cerró el suministro de gas el invierno de 2009, volvió a hacerlo en 2014 . En la medida de sus posibilidades, Kiev ha reaccionado en este terreno -pudo haber atacado el 29 de marzo las instalaciones de Belgorod, a 40 kilómetros de la frontera norte ucraniana- y ayer, su operador gasístico GTSOU hacía pública la interrupción del gasoducto por el que Rusia ha seguido transportando combustible a Europa a través de Sokharanivka. Alegan «la interferencia de las fuerzas de ocupación en los procesos técnicos».