Los «tories» prevén sacar en Gales su mejor resultado en cien años

Los dos partidos se disputan el voto útil en torno a su oferta sobre el Brexit

Johnson de campaña ayer en Uttoxester EP

Ramón Pérez-Maura

11/12/2019
Actualizado a las 02:08h.

El laborismo intenta apurar las últimas horas de la campaña electoral haciendo de la sanidad pública el tema central después de la metedura de pata de Boris Johnson el lunes, al minusvalorar la foto de un niño arropado en el suelo de un hospital ... de Leeds. Pero lo que sigue dividiendo al país no es el Servicio Nacional de Salud (NHS) sino el Brexit. Y en los últimos días todos los partidos de la oposición están haciendo una gran apuesta por el llamado voto táctico, que es como llaman los británicos a lo que nosotros llamamos voto útil. Y ese voto táctico se ejecuta en torno a los resultados del referendo del Brexit. El propósito es que en cada circunscripción en la que el Brexit fue derrotado, el voto se concentre en el candidato opositor que esté mejor situado. La realidad es que incluso si el laborismo no suma ni un escaño más que la última vez, el voto táctico dirigido a candidatos liberaldemócratas, nacionalistas escoceses y otros minoritarios podría dar a éstos doce escaños más . Y con eso la gran coalición alternativa podría formarse, frenando el proceso del Brexit y repitiendo los dos últimos referendos celebrados en el Reino Unido: el del propio Brexit y el de la independencia de Escocia.

Hay tres escenarios en los que ese voto táctico sería de especial interés: la circunscripción de Kensington , en Londres, donde la laborista Emma Dent ganó el escaño en 2017 por 20 votos a los conservadores y los cuatro mil que lograron los liberaldemócratas son claves ahora. La circunscripción de la City y Westminster , donde ganaron los conservadores por más de 3.000 votos, pero los liberaldemócratas presentan ahora a Chuka Umunna, que fue candidato a liderar el laborismo. Y Richmond Park , donde es diputado el millonario euroescéptico y conservador Zac Goldsmith, que ganó su escaño por sólo 40 votos. Todas esas circunscripciones votaron por la permanencia abrumadoramente.

Una de las claves de las elecciones es el resultado en Escocia y en Gales. Escocia ha sido para el laborismo, tradicionalmente, un granero de votos de similar relevancia a la que tiene en España Cataluña para el PSOE. En las de 2017 de los 59 escaños que se eligen allí el laborismo sólo logró 7, superado por primera vez en décadas por los conservadores que consiguieron 13. Esta vez hay encuestas que no dan representación allí a los laboristas.

En Gales hay gobierno laborista. El Principado envía 40 diputados a los Comunes de los que en de 2017, 28 fueron laboristas y sólo 6 conservadores . La predicción esta vez es que los conservadores van a obtener allí su mejor resultado en cien años y los laboristas el peor desde la década de 1980. Lo que se puede deber a que Gales voto claramente en 2016 por abandonar Europa y el laborismo galés está defendiendo convocar un nuevo referendo.

En medio de todo ello, uno de los aspectos más penosos de la campaña es el escaso valor que tiene la verdad y lo poco que se exige respetarla. Boris Johnson hizo ayer campaña en Burton, una circunscripción en la que los conservadores lograron en 2017 una ventaja de 10.047 votos. Es decir, un escaño más que seguro. Uno donde se puede reconocer que hay problemas y que se van a resolver. En su discurso Johnson dijo que el futuro de los pequeños negocios en zonas rurales depende de tener internet de banda ancha. Y puso como ejemplo de lo mucho que hay que hacer el que «en España el 95,6 por ciento del territorio tiene [internet de] banda ancha, mientras que en el Reino Unido sólo lo tiene el 7 por ciento». Una mentira perfectamente inútil. Como tantas otras en esta campaña.