Los «han» toman las calles armados con machetes para linchar a los «uigures»
La ciudad de Urumqi, en el noroeste de China y escenario de tres días de violencia entre chinos de la etnia mayoritaria han y uigures musulmanes, ha declarado el toque de queda, en un intento de frenar la escalada de violencia.
El secretario del Partido ... Comunista de China (PCCh) en la región de Xinjiang, Wang Lequan, informó en un discurso televisado de la medida, que prohibirá a los ciudadanos salir a la calle desde las 21.00 hora hasta las 08.00 de la mañana "para evitar un aumento del caos".
Wang también pidió "el fin de la confrontación" entre grupos étnicos de la región, tras unos sangrientos incidentes que han causado al menos 156 muertos, más de mil heridos y 1.434 detenidos en la capital regional, Urumqi.
"La confrontación étnica debe ser prohibida definitivamente", aseguró el líder comunista.
Hoy, grupos de chinos de la etnia han, armados con garrotes, porras eléctricas y machetes, marcharon por las calles con el objetivo declarado de "linchar" a uigures, ante la pasividad de la policía, y se informó de varios heridos y palizas en distintos puntos de la ciudad.
Los uigures "no se atreven a salir de casa", aseguraron a Efe habitantes de la ciudad, cuyas calles están semidesiertas salvo por la presencia de paramilitares y "patrullas ciudadanas" de chinos han en bancos y comercios.
El secretario del PCCh regional reconoció actos de venganza contra los uigures y aseguró que "algunos chinos tomaron las calles y causaron desórdenes públicos, algo totalmente innecesario".
Testigos presenciales confirmaron a Efe numerosos enfrentamientos entre policía y la muchedumbre, en uno de los cuales los agentes utilizaron gases lacrimógenos.
Además, las autoridades de esta zona en el noroeste del país han amenazado con un aplicar un «castigo severo» a los responsables de las violentas protestas que desde el domingo han provocado 156 muertos y más de 1. 000 heridos. Así, cientos de manifestantes han resistido hoy los gases lacrimógenos lanzados por la Policía y han logrado por unos instantes atravesar las líneas defensivas de las fuerzas antidisturbios en Urumqi, capital de la región de Xinjiang (en el extremo oeste de China),
La dura represión se ha producido tas estallar una nueva protesta de uigures, que se enfrentaron violentamente con la policía china, en la ciudad de Urumqi, dos días después de los sangrientos incidentes.
El grupo de 300 manifestantes, muchos de ellos mujeres, rodeó a unos 60 periodistas extranjeros autorizados por Pekín a viajar a la zona a cubrir las protestas, gritando eslóganes y «creando un caos», aseguró un portavoz del gobierno regional.
Otras mil personas presenciaban la escena, según las informaciones.
La protesta se produjo en un barrio de población mayoritariamente uigur donde el Gobierno regional había preparado un encuentro entre habitantes locales y periodistas.
Según la agencia oficial Xinhua, todo comenzó cuando una mujer uigur se acercó con su hijo al grupo de reporteros, llorando e implorando la libertad de su marido, al parecer detenido tras las protestas del domingo.
Otros uigures se sumaron a la protesta y la policía intervino, añadió la información de Xinhua. En las cercanías del aeropuerto, se pueden ver signos de violencia, como coches destrozados, y según señalaron a Efe vecinos de la zona, anoche hubo allí y en otros lugares de las afueras de la ciudad nuevos episodios de tensión entre uigures y policía.
«La cifra de muertos es muy superior a la que dicen», señaló un taxista en el camino del aeropuerto a la ciudad. El Gobierno chino acusa a grupos independentistas en el exilio como el Congreso Mundial Uigur de la violencia étnica, aunque la líder de la organización, Rabiya Kadeer, ha negado desde EEUU esta posibilidad y acusa a la policía china de responder con excesiva violencia las protestas.
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