«Tememos que Siria se convierta en una nueva Libia»

La Organización Nacional para los Derechos Humanos trabaja en la clandestinidad para esquivar la censura del régimen de Al-Assad

«Tememos que Siria se convierta en una nueva Libia» AP

roberto gonzález

La tarde anterior acordamos reunirnos mejor en mi domicilio. Se habla con más tranquilidad que en una cafetería. Quién sabe si algunos de los clientes no será un mujabarat [miembro de los servicios de Inteligencia sirios].

Es poco antes del mediodía cuando me ... reúno con Muhammad, el nombre falso con el que prefiere proteger su identidad uno de los activistas de la Organización Nacional Siria para los Derechos Humanos . En su creación, en 2005, eran 50 miembros. Ahora cerca de 1.000. La cabeza visible es Ammar Qurabi . Muhammad me cuenta que Qurabi se encontraba en Siria, pero un día antes de que se iniciaran las protestas en Daraa viajó a El Cairo para visitar a su mujer, también siria. Cuando quería volver ya no podía.

Le pregunto a Muhammad cómo trabajan en la clandestinidad para esquivar la censura del régimen. Responde que las argucias son varias. La más importante es restringir el teléfono lo máximo posible . Y, cuando es inevitable, se recurre a un «lenguaje comercial». Por ejemplo, dos toneladas, equivale a dos manifestantes muertos. Nunca se reúnen. Nunca se han visto todos los activistas juntos. Cada uno tiene una zona asignada e informa de ella a los coordinadores.

«Hay grupos como los Comités de Coordinación de la Revolución en los que nadie conoce a sus líderes. Si quieres contactar con ellos, no creo que lo consigas cara a cara», me recomienda.

Haciendo repaso de la situación en el país, subraya que « esta revolución no pertenece ni a los opositores ni a los intelectuales, sino a la calle . Nadie excepto ella será capaz de decidir hasta cuándo seguir saliendo».

E incide en un punto muy importante para él: « Todos rechazamos una intervención extranjera . Tememos que Siria se convierta en una nueva Libia, pero sí esperamos que condene políticamente al régimen para situarlo más entre las cuerdas».

El encuentro transcurre durante una hora y media aproximadamente. Abandona el domicilio y antes me recuerda: «Y, a partir de ahora, ya sabes: no me llames al móvil. Si necesitas algo mándame un e-mail».

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