El director del documental de la BBC: «La falta de dignidad sí sería un motivo para querer quitarse la vida»

Como se había hecho público en las semanas anteriores, Meter Smedley, un hotelero millonario residente en Inglaterra, muere ante las cámaras tras ingerir un cóctel de barbitúricos. Pratchett, que charló con él sobre la vida y la muerte en los días anteriores a su defunción en diciembre, está presente en la habitación.

Su mujer durante cuarenta años, Christine, le acompaña y le da la mano en este último trance. A Smedley le niegan un poco de agua mientras va ahogándose con los medicamentos . “Habría sido traicionar su deseo”, explica Pratchett. El agua puede reanimar al paciente y mantenerle vivo con graves daños cerebrales. “Está perdiendo consciencia, muy pronto terminará de respirar y después, se parará su corazón”, explica con voz suave una de las enfermeras.

En el debate que siguió a la película, el escritor de novelas fantásticas , a quien le diagnosticaron en diciembre de 2008 una enfermedad neuromotora, ha reiterado su defensa del suicidio asistido . “¿Qué opina sobre quienes defienden la santidad de la vida?”, le pregunta el periodista. “¿Y la dignidad de la vida?”, contesta. “¿Pero el suicidio no es algo que debería ser promovido, no? ¿Es la falta de dignidad motivo para matarse?”, pregunta el entrevistador. “¡Claro que no hay que promoverlo! –contesta Pratchett-, “pero estoy seguro de que para mucha gente la falta de dignidad sí sería un motivo para querer quitarse la vida”, concluye.

El escritor mantiene su defensa de la muerte asistida y, según han informado varios periódicos británicos, ha recibido ya los formularios de consentimiento para ingresa r , en el momento en que lo decida, en la clínica como paciente. Este martes por la mañana, en otra entrevista, el autor ha criticado al gobierno británico: “han dado la espalda a esta cuestión, yo me sentí avergonzado de ver a estas personas arrastrarse a Suiza, con un elevado coste, para realizar algo que desean fuertemente”. El suicidio asistido es ilegal en Reino Unido, y puede llegar a castigarse con muchos años de cárcel.

“La incongruencia de la situación te atrapa”, explica Pratchett. “Un hombre ha muerto, eso es algo malo, pero quería morir, y eso es algo bueno”.

La emisión del documental ha generado una fuerte polémica en el Reino Unido. “Fue propaganda pro suicidio”, declara Lizz Carr, defensora de las personas con minusvalías, a “The Daily Telegraph”. “Yo, al igual que muchas otras personas con minusvalías, mayores o enfermos terminales, sentimos mucho miedo de las consecuencias que tendría legalizar el suicidio asistido, y esto no se está debatiendo”, afirma. “¿Qué prueba hay de que al filmar esta película se tuvieron en cuenta estas consideraciones tan graves?”, se pregunta un obispo en la BBC.

En el otro lado del debate, una representante de Muerte Digna, una asociación que defiende el suicidio asistido, reconoce que el documental era “difícil de ver en ocasiones” , pero cree que “censurar el debate no hará nada para ayudar a quienes sufren ni para disuadirles de su deseo de poner fin a su vida”, cree.

En 2008, el canal privado Sky TV ya emitió otra muerte en directo en un documental titulado “¿Derecho a morir?» , en el que se veía la dramática agonía de Craig Ewert.