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Corea del Norte dispara su tercer misil en tres semanas

Frente a la oferta de diálogo del nuevo presidente surcoreano, Pyongyang lanza un Scud desde su costa oriental, desafiando de nuevo las resoluciones de la ONU

Vista del lanzamiento de un nuevo misil balístico de «medio largo» alcance en una localización sin especificar EFE
Pablo M. Díez

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Por tercera vez en tres semanas, Corea del Norte ha disparado este lunes un misil, desafiando una vez más las resoluciones de la ONU que le prohíben este tipo de ensayos balísticos. Según informa la agencia Yonhap, así lo ha denunciado el Ejército surcoreano, que detectó el lanzamiento del misil cerca de Wonsan, en la provincia oriental de Gangwon, a las 05:39 de la mañana (23:09 del domingo, hora peninsular española).

A tenor del Alto Mando Conjunto de EE.UU. y Corea del Sur, parece que el misil disparado en esta ocasión es un Scud que voló unos 450 kilómetros durante seis minutos antes de caer al mar al este del país. Aunque este proyectil es menos potente que los dos anteriores, se trata de un nuevo bofetón a la oferta de diálogo planteada por el nuevo presidente surcoreano, Moon Jae-in, tras ganar las elecciones el pasado día 9.

Y ya van tres desde entonces, porque el régimen del joven dictador Kim Jong-un saludó su subida al poder disparando solo cinco días después un nuevo misil más potente, bautizado como Hwasong-12, que salió al espacio y volvió a reentrar en la atmósfera sin desintegrarse. Un notable avance en el programa militar norcoreano porque dicho proyectil podría volar unos 4.000 kilómetros y golpear la base estadounidense de Guam en el Pacífico. Además, la propaganda del régimen asegura que podría cargar una cabeza nuclear, pero los expertos dudan de que Pyongyang tenga ya la tecnología suficiente para ello.

En lo que sí coinciden, sin embargo, es en los progresos tanto de su programa atómico como de misiles, que persiguen dotarse de un misil capaz de amenazar a Estados Unidos con una ojiva nuclear. De esta manera, Kim Jong-un pretende blindarse en el poder para disuadir a Washington de un cambio de régimen, sobre todo ahora que el presidente Trump ha intensificado sus amenazas contra sus provocaciones. Con el fin de defenderse de sus constantes bravuconadas, EE.UU. ya está desplegando en el centro de Corea del Sur un escudo antimisiles que ha dividido a este país y a su clase política.

Frente a la «mano dura» que propugnaba la anterior presidenta surcoreana, Park Geun-hye, destituida por corrupción, el nuevo Gobierno apuesta por retomar el diálogo con Kim Jong-un y su presidente está incluso dispuesto a viajar a Pyongyang para reunirse con él. De esta manera, Moon Jae-in pretende emular a sus antecesores en el cargo, Kim Dae-jung y Roh Moo-hyun, quienes protagonizaron en 2000 y 2007 sendas cumbres históricas con Kim Jong-il, padre del actual dictador. Como jefe de gabinete del presidente Roh, Moon Jae-in viajó durante el segundo encuentro a Corea del Norte, que está respondiendo a su distensión con un misil cada semana.

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