El ultranacionalista Humala vuelve a ser favorito en las presidenciales de Perú

El Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, preocupado por el escenario político, advirtió hace unos días que una eventual segunda vuelta entre Humala y Keiko Fujimori obligaría a los peruanos a elegir “entre el cáncer y el sida” .

La encrucijada entra dentro de lo probable. Los dos últimos sondeos (Datum y la Universidad Católica) no dudan de la victoria de Humala (entre 21 y 26 por ciento de apoyo) y colocan a la hija de Alberto Fujimori en un virtual empate técnico con el ex presidente Alejandro Toledoy su ex ministro de Economía y primer ministro de su Gobierno, Pedro Pablo Kuczynski (en torno al 19 por ciento los tres).

El resurgir de Ollanta Humala viene acompañado de un nuevo discurso. El candidato de la alianza Gana Perú ha dejado atrás sus proclamas incendiarias para ajustarse a un guión más enfocado en la justicia social. Aprendió la lección de la derrota del 2006 frente al actual Presidente, Alan García y hoy –en teoría- pone tierra de por medio con Hugo Chávez, personaje no grato en el electorado peruano. El presidente de Venezuela le dio el abrazo del oso en la primera intentona de Humala por llegar a la Presidencia al intervenir con declaraciones a su favor en aquellas elecciones. “Chávez fue mi mejor jefe de campaña”, reconocería más tarde Alan García.

El nuevo traje con el que se ha vestido Humala le ha ayudado a recuperar un apoyo en torno al 30 por ciento pero todavía hay una mayoría, dispersa entre el resto de los candidatos, que desconfía de sus buenas intenciones. “Es un lobo disfrazado de piel de cordero”, insisten sus detractores. Sus orígenes le delatan cuando propone reformar la Constitución, nacionalizar empresas y crear una ley de medios de comunicación propia. En estos casos se reconoce el patrón de Chávez.

Keiko Fujimori no intenta disimular de dónde viene y a dónde va. Reivindica la figura del ex presidente Fujimori, preso por crímenes de lesa humanidad y corrupción , y promete hacer un Gobierno a imagen y semejanza de su padre. Inamovible en su defensa reverencial, Keiko llegó a justificar el “autogolpe” de Fujimori este martes, cuando se cumplían diecinueve años de la disolución de todos los poderes públicos del ex presidente.

El descontento de los sectores más desfavorecidos de la sociedad , convidados de piedra al crecimiento de una década en Perú, encuentra en Keiko y en Humala un refugio con esperanza. “Merecen una oportunidad, son los únicos que no han gobernado” repiten algunos de sus seguidores que se preguntan: ¿Dónde está el chorreo?. Esa es la expresión que utilizó Alejandro Toledo para anticipar un bienestar de Perú, compartido gracias “a lo que yo sembré”.

Su presidencia sirvió en bandeja la cosecha que Alan García supo recoger, pero el ciudadano de a pie sigue sin saborear esos frutos. “El chorreo” no llega y Toledo, favorito hasta hace unas semanas, hace malabares para vencer a Keiko y pasar al ballotage. “El voto seguro soy yo”, insiste en sus intervenciones donde alerta del “salto al vacío” que representa otra opción.

En su lucha por pasar a una final con Ollanta Humala, a Toledo se le cruzó otra piedra conocida en el camino: P edro Pablo Kuczynski , su primer ministro y ex titular de la cartera Económica llega con ambiciones propias. PPK es la revelación a última hora de estas elecciones y, aunque difícil, podría ser el hombre que diera la campanada.

Asombroso Perú, Luis Castañeda , ex alcalde de Lima y quinto en liza, es, de acuerdo a los sondeos, el único capaz de vencer en un ballotage al resto de los candidatos. Castañeda también fue favorito en sus inicios pero a medida que se acerca la fecha del día D las encuestas reducen sus posibilidades (en torno al 15 por ciento).