El Parlamento Europeo pide paralizar la compra de gas y petróleo a Rusia de forma «completa e inmediata»

El primer paso lo ha dado el Parlamento Europeo, que ayer ya aprobó una resolución en la que reclama que la UE decrete el embargo « completo e inmediato » de las compras de productos energéticos rusos incluyendo el gas para tratar de detener cuanto antes la maquinaria de guerra de Rusia.

El corte de las importaciones europeas de gas y petróleo se considera como el mecanismo más potente en manos de la UE para hacer frente a la ofensiva de Rusia en Ucrania sin llegar a usar armas, aunque para Europa la decisión tendría incalculables consecuencias económicas y no se conoce cuál podría ser la respuesta de Rusia ante este gesto. En el debate parlamentario, los presidentes de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen , y del Consejo, Charles Michel , ya habían adelantado que tras el embargo a las importaciones de carbón ruso, el siguiente paso en las sanciones energéticas debería ser el fin de las de petróleo, que económicamente sería el paso más dañino para Rusia. Los eurodiputados han querido añadir expresamente el gas. En total, la UE le compra a Moscú el 46,7% del carbón que necesita, el 40% del gas y el 27% del petróleo. En total eso representa para Vladímir Putin unos ingresos de casi 100.000 millones de euros al año, que ahora son el principal respaldo para la guerra que ha emprendido en Ucrania.

Las diversas instancias comunitarias están empezando a preparar a la población para dar el paso. El Alto Representante, Josep Borrell, ha dicho que sería « un fracaso para Europa » si no puede reducir significativamente su dependencia de Rusia a corto plazo y que los países deben explicar a sus ciudadanos que si «la energía barata» la produce alguien que «usa el dinero para crear un Ejército y atacarte, ya no es tan barata». El primer ministro italiano, Mario Draghi, ha dicho claramente que los ciudadanos deben «elegir entre la paz o tener encendido el aire acondicionado en verano». El presidente francés, Emmanuel Macron, ya ha advertido por su parte que en estos momentos «debemos prepararnos para todos los escenarios».

Los distintos grados de dependencia de los países de la Unión Europea de la energía rusa han planteado dificultades a la imposición de sanciones en este sector, aunque hasta ahora se ha mantenido la unidad del bloque comunitario a pesar de las reservas del Gobierno populista húngaro, que no quiere romper sus lazos con Putin . Algunos estados miembros, como Alemania, no tienen fácil sustituir esta fuente energética a corto plazo y temen las graves implicaciones económicas. La Comisión creía posible que Alemania reduzca a la mitad sus importaciones de gas ruso este año, pero según la información que ha podido trascender hasta ahora, la posibilidad de cortarla totalmente forma parte ya del abanico de opciones que la Comisión tiene previsto poner sobre la mesa si la situación de la guerra empeora. No será «una formulación simple que se pueda aprobar de un día para otro », sino que recogerá aspectos relativos a la complejidad del mercado energético pero si incluye el cierre total de la llegada de gas y petróleo rusos. Las fuentes consultadas reconocen que es previsible que en ese caso hubiera que instaurar restricciones a la movilidad o al uso de calefacción «como se hizo con los confinamientos durante la pandemia».

El economista alemán Georg Zachmann considera que su país puede asumir el corte del gas ruso, que en total corresponde al 10% de toda la energía que necesita; pero teniendo en cuenta que, «para reducir la importación, tenemos que reducir el consumo, sobre todo en la industria», de modo que «podríamos pasar el próximo invierno sin gas ruso, no habría ningún tipo de apagón ni nadie moriría congelado ». Pero al mismo tiempo «deberíamos tomar medidas similares al Covid» para salvar a esas empresas. La Comisión cuenta con el acuerdo que ya ha firmado con Estados Unidos para que aumenten los envíos de gas desde el otro lado del Atlántico.

En este sentido, el Parlamento también aprobó ayer la nueva directiva de la Comisión que obliga a los países a aumentar sus reservas estratégicas de gas de cara al próximo invierno hasta al menos el 80% antes del primero de noviembre y a renovar sus certificaciones para evitar interferencias. Por lo que respecta al petróleo ruso, los operadores europeos ya han empezado a reducir sus compras, en algunos casos por salvaguardar la imagen corporativa y en otros por temor a quedarse atrapados en medio de una operación en caso de que se vean afectados por las sanciones contra el régimen de Putin. Solo se mantienen compras en los casos en los que Rusia ofrece descuentos colosales a los que aún quieran comprar su petróleo.