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La Ndrangheta, un «holding» criminal que extiende sus tentáculos por Europa

La mafia calabresa, que el martes vio cómo se detenía a cerca de 200 miembros, eclipsa a otros grupos como la Cosa Nostra siciliana o la Camorra napolitana y controla desde la recogida de basuras a la acogida de inmigrantes o el servicio funerario

Matanza de la Ndrangheta en Duisberg, en el oeste de Alemania, en 2007 Efe
Ángel Gómez Fuentes

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Constituían un verdadero «holding» criminal, capaz de imponer la ley de la mafia en la región de Calabria, en otras zonas del centro y norte de Italia, así como en varios estados de Alemania, con la complicidad de algunos políticos locales. La Policía italiana detuvo este martes a 169 miembros del clan Farao-Mariconla de Cirò Marina, municipio de 15.000 habitantes de la provincia de Crotone (región de Calabria). En la misma operación antimafia, la Policía alemana anunció la detención de once personas en el oeste del país.

Este clan de la mafia calabresa Ndrangheta había puesto sus manos en casi todos los sectores que les podían ofrecer beneficios: desde la producción del pan y del vino al de la acogida de inmigrantes. En algunos «lander» alemanes habían impuesto a los restaurantes –sobre todo a los italianos– la compra exclusiva de sus productos.

Se trataba de una feroz asociación criminal de la Ndrangheta que, desde hace tiempo, se ha convertido en la más poderosa mafia italiana gracias al control que ejerce a nivel mundial del tráfico de la droga, en especial cocaína. La Ndrangheta ha eclipsado en buena parte al resto de las mafias italianas, como la Cosa Nostra siciliana, la Camorra napolitana o la «Sacra corona unita» de la región de Apulia, en el sur de Italia.

La enorme riqueza de la Ndrangheta –cuenta con una liquidez superior a la de muchos bancos, con decenas de miles de millones de euros– le ha permitido adquirir también poder político para infiltrarse en todos los sectores de la vida política y económica italiana. Desde su base en Roba se ha expandido a Roma, Milán y a diversos países europeos, como Francia, Bélgica, España y, en particular, Alemania. Para imponer su ley, se filtran en las administraciones locales con el objetivo de contar con funcionarios que les facilitan ganar las subastas y contrataciones de obras.

Tres alcaldes

En esta masiva operación policial antimafiosa han sido detenidos una docena de administradores locales, entre ellos tres alcaldes y el presidente de la provincia de Crotone, Nicodemo Parrilla . Además del municipio de Cirò Marina, en otros pueblos de la zona la Ndrangheta había logrado colocar a sus hombres de confianza en las administraciones locales.

Son impresionantes los tentáculos de los mafiosos detenidos en los más diversos negocios: desde la gestión de los servicios de los ayuntamientos (basuras, puertos, mercado del pescado), a los servicios funerarios, distribución de alimentos o explotación de la acogida de inmigrantes. Controlan centros de acogida a los que el Estado suele pagar unos 35 euros por persona.

Son igualmente impresionantes las ramificaciones territoriales de los clanes de la Ndrangheta. La organización desarticulada era un verdadero «holding» criminal, que se extendía por el centro y norte de Italia, entre Emilia Romagna, Veneto, Lombardía y Veneto, y garantizaba millones de euros a sus componentes. En el curso de la operación, la Policía se incautó de bienes por valor de 50 millones de euros.

Las once personas detenidas en el oeste de Alemania, en la misma operación antimafia, están acusadas de chantaje y lavado de dinero negro. El clan actuaba en Baden-Wurtemberg, Hesse, Baviera y Rin NorteWestfalia, donde vendían productos calabreses en restaurantes y pizzerías. Ahora tenía planes para extender el negocio a Suiza.

Matanza en Duisberg

La presencia de la mafia calabresa en Alemania viene de lejos, pero empezó a acaparar titulares en 2007. Entonces, una disputa familiar en una pizzería de Duisberg (valle de Ruhr, oeste) entre dos clanes –enfrentados en la ciudad italiana de San Luca desde los años noventa– acabó con seis personas, de entre 16 y 39 años, con la cabezas agujereadas. Tres de los interfectos residían en Duisburg, que tiene una importante colonia italiana desde los años 50. Todos eran de origen calabrés.

La emigración, sobre todo a Alemania tras el convenio laboral de 1955, así como a Canadá y a Australia, extendió los lazos y costumbres de la organización criminal fuera de Italia.

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