Merkel rompe su silencio: «Mi corazón late por Ucrania, pero debemos tener en cuenta la realidad»

La entrevista, retransmitida por la cadena de televisión Phienix, forma parte de una serie de conversaciones sobre la pregunta «Entonces, ¿cuál es mi país?» y ha despertado gran expectación, puesto que Merkel se mantiene en el más estricto silencio desde que dejó el gobierno. Ha desvelado que «imaginaba las cosas de manera diferente» después de dejar la Cancillería. Sin embargo, la invasión rusa de Ucrania marcó una «ruptura» que «a veces deprime» . Según ella, la invasión rusa «no tiene justificación alguna». Más bien, es un «ataque brutal que no tiene en cuenta a las personas y para el cual no hay excusa».

Merkel considera la transición de gobierno después de su partida como «exitosa». Aún así, mirando hacia atrás en la guerra de Ucrania, ocasionalmente se pregunta «¿qué nos perdimos?» o «¿podría haberse evitado?», aunque también enfatiza que «no tengo razones para culparme a mí misma». «Me alegro de no tener que acusarme de no haber intentado los suficiente evitar algo como esto, sobre todo junto al respectivo presidente francés . Es una gran tristeza que no tuviésemos éxito , pero no me puedo culpar de no haberlo intentado todo». Tampoco se arrepiente de no haber impulsado la inserción de Georgia y Ucrania en estructuras de defensa que hubiesen podido protegerla. «Esa no era la Ucrania que conocemos hoy en día, el país no se había consolidado, estaba impregnado de corrupción, un país dominado por oligarcas. No se les podía meter en la OTAN de un día para otro».

En su momento, Merkel anunció un descanso de varios meses y una pausa pública para el periodo posterior a la finalización de su mandato. Solo había hecho unas pocas y concisas declaraciones escritas sobre el ataque ruso a Ucrania en los últimos meses. En todas ellas, ha apoyado todos los esfuerzos relevantes del Gobierno alemán, la UE, los EE.UU., la OTAN, el G-7 y la ONU «para detener esta bárbara guerra de agresión por parte de Rusia». Ahora añade que, durante su visita de despedida a Moscú, ya se había dado cuenta de que cuando se trataba de cuestiones críticas, «no se podía ir más allá». Durante su mandato, Merkel siempre tuvo como prioridad la necesidad de mantener una ventana abierta para soluciones diplomáticas a la crisis, aunque en el estrecho círculo de sus colaboradores, Merkel no había dejado ninguna duda sobre su evaluación de Putin como un estratega frío y calculador y sabía que tenía que lidiar con sus mentiras.

«A más tardar en octubre, en la cumbre del G-20 en Roma, ya estaba claro que Putin había concluido un acuerdo con Minsk, esa era la única carta de triunfo que teníamos en nuestras manos», ha rememorado. «Putin me dijo en 2007 que la desintegración de la Unión Soviética fue lo peor que le había pasado en el siglo XX, para mí fue una liberación. En realidad, nunca ha sido posible poner fin del todo a la Guerra Fría, no hemos sido capaces de crear una estructura de defensa para evitar esto, aunque el ataque no tiene escusa». «La comprensión de Putin de los valores es diferente a la nuestra, cree que la democracia es un error . Yo siempre he actuado en interés de mi país y por el interés de vivir en paz. Mi corazón siempre ha latido por Ucrania, pero también debemos tener en cuenta la realidad. Ahora todo el mundo se pregunta qué será una victoria. Quiero que Ucrania salga de la guerra lo mejor posible, ese es el objetivo », define. En sus declaraciones, deja entrever que las fisuras en la UE debilitan la paz en Europa . «Pensé, con Macron y con Biden, que Rusia tenía que ser forzada en una dirección. Pero no hubo al respecto acuerdo en la UE», desvela. El canciller Scholz ha reconocido que ha consultado a Merkel en varias ocasiones, pero ella ha preferido «no hablar de eso, y en todo caso no se trata de que me llame cinco veces al día».

En vista de la dependencia de Alemania de los suministros energéticos rusos, se ha criticado el manejo de Merkel del gasoducto ruso-alemán Nord Stream 2. La excanciller ha dicho que desea dejar claro que «no quiero esconderme» tras dejar el cargo y que esa no ha sido la causa de su silencio durante los últimos meses. Más bien, ha señalado, después de 16 años como canciller quería «tomar un descanso, hacer algo diferente , hacer algo que me haga feliz». A los críticos que la han acusado de asistir solo a «citas para sentirse bien», ha respondido: «¿Solo citas para sentirse bien? ¡Yo digo sí!» Según informaciones de su entorno, la excanciller se relajó en las primeras semanas tras dejar el cargo cerca de Templin, en Uckermark, donde tiene una pequeña casa, y dando largos paseos junto al mar Báltico. «Lo mejor es que por mi ruta todo el mundo me conoce, no se sorprenden al verme ni me dicen nada», suspira, «mi circunscripción ha sido siempre mi base, la gente sabe que estoy ahí, pero no corre a contárselo al periódico».

En esta nueva etapa, se ha convertido en fanática de los audiolibros y disfruta de clásicos como Macbeth, la tragedia de William Shakespeare. Durante unas vacaciones en Italia, Merkel tuvo que darse cuenta de cuánto sigue siendo de interés público y en qué pequeña medida puede pasar desapercibida. «Sabía que habría problemas, pero quise viajar para dejar claro que ya no soy canciller y no hago omisiones por deber. Ya no se me puede permitir el resto de mi vida viajar solamente a Uckermark», se ha reivindicado, obteniendo un aplauso del público que asistía a la entrevista. De hecho, quiere viajar a Bután. También a las Montañas Rocosas. Ha recibido muchas solicitudes de la comunidad científica para cátedras visitantes, pero todavía no aclara a qué quiere dedicarse en el futuro, aunque nadie cree que a sus 67 años piense realmente en la jubilación. «Solo tengo dos cosas planeadas», ha dicho, «más movimiento, que lo tenía realmente descuidado, y nunca conseguí leer más. Estoy descubriendo el mundo del audiolibro. Macbeth y luego Don Carlos».

En el momento más íntimo de la entrevista, ha hablado de sus temblores. «Estuvo relacionado con la muerte de mi madre y después con el miedo a que aquel episodio se repitiese », ha confesado. Entre sus frustraciones menciona la operación de salida de Afganistán.