Meta: alcanzar la cima de la Torre Eiffel. Convertida en una particular pista de atletismo en la que los 130 corredores se enfrentan a todo un esfuerzo maratoniano. Ganas no les faltan, comienzan a toda velocidad, pero correr el edificio más visitado del mundo no ... es cualquier cosa. Subir más de 1.600 escalones empinados y sinuosos se resiste. Y aunque alguno o alguna esboce una tímida sonrisa, es imposible disimular el agotamiento. Muchos curiosos les animan, les inyectan energía. Y no les sobra. Hay quien -extenuado- se tambalea contra las barandas. Salta a la vista que, para ganar, se necesita de un buen entrenamiento. Pero ni el viento ni el frío ni la lluvia son un obstáculo para alcanzar su imponente propósito. Ganen o no, sin importar la posición, lo que cuenta es que ganan en orgullo y satisfacción por haber acariciado la meta.-Redacción-
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