Los hombres de Merkel

La canciller alemana odia cuando Sarkozy le da dos besos, ignora a Zapatero y a Berlusconi, es contundente con los derechos humanos en China y le ha dicho verdades como puños a Bush

Los hombres de Merkel AFP

RAMIRO VILLAPADIERNA

Rodríguez Zapatero no sabía a quién llamaba "fracasada" aquella noche de hace seis años. Tampoco Sarkozy imaginó la altura de su oponente. Son errores que no cometería Angela Merkel, y en cambio demasiados caballeros han hecho con ella.

Desconfianza ante las apariencias, estudio y análisis ... del otro, saberse la agenda y de qué se habla, memoria y tenacidad, lenta reflexión frente a euforias, rapidez y determinación a la hora de decidir son características que han hecho a la canciller alemana pillar con el pie cambiado a Sarkozy o al propio Helmut Kohl, recordar y desbancar a sus adversarios u olvidar a quien no le interesa.

"Nadie conoce a Angela Merkel" , se ha dicho. Es dramáticamente verdad para el ministro principal de Baviera, Edmund Stoiber, el de Hesse, Roland Koch, el de Sajonia Inferior, ChrIstian Wulff, el de Renania y Westfalia, Jürgen Rüttgers, y el de Baden y Württemberg, Günther Oettinger. Conmilitones de la Unión Democristiana, bragados pero confiados, todos ellos han aspirado a sentarse donde está la canciller, o porfiado al menos porque ella no lo lograse, y cursan hoy de eméritos y riegan sus macetas.

Odia cuando Sarkozy le da dos besos

Tras una agarrada por la crisis griega con Sarkozy, al que odia cada vez que éste la fuerza a darle dos besos, le hizo despedir a las televisiones que traía y le espetó: "A mi esto no me lo haces". Ahora el francés, al decir de su propia prensa, sigue por donde pasa la canciller en lo tocante a gobernación económica.

Frank Baasner, del Instituto Franco-Alemán, reconoce la pérdida de competitividad francesa en esta década y asegura que "Alemania está considerada en Francia como el nuevo modelo". Es cierto que el concepto de gobierno económico lo ha aceptado finalmente Merkel del Elíseo; pero sólo cuando ha hecho propio su contenido.

Ignora a Zapatero y a Berlusconi

Al jefe del gobierno español sencillamente lo ha ignorado durante años tras tomar la medida a sus promesas respecto a la OPA de la alemana E.ON sobre Endesa. Con Berlusconi parece que tampoco puede , pero respeta el volumen de intercambio entre ambos países. A Vladmir Putin le ha cantado las verdades a la cara, pero el ruso la respeta cada día más.

Claridad, arrojo o inconsciencia, para escándalo de sus empresarios ha sido contundente sobre los derechos humanos en China , sin dejar de venderle a Hu Jintao la producción alemana. Y le ha espetado a George W. Bush algunas verdades -desde Guantánamo hasta Kyoto- que al ex presidente le han caído sin embargo mejor que otras a sus espaldas. Al propio P apa de Roma le lanzó Merkel un guante -que Benedicto XVI evitó recoger- con motivo de la controvertida admisión en la Iglesia de un prelado negacionista.

Dos maridos y dos padres

Pero hay otros hombres en la vida de la canciller: un primer marido estudiante, Ulrich Merkel , al que conoció en un viaje científico a Moscú y del que se llevó su apellido y la lavadora. Un segundo esposo , respetado catedrático de química cuántica, Joachim Sauer , al que sólo se le ve alguna vez paseando a primeras damas de otros lares y con el que Merkel comparte el apartamento privado junto a la universidad.

Y su padre, Horst Kasner, un sacerdote luterano berlinés enviado de joven a evangelizar en la zona de ocupación soviética. Sus posiciones sociales le granjearon el mote de "el rojo", manteniendo una entente entre el poder socialista y sus principios. De ese posibilismo y separación de esferas, al tiempo que desconfianza y exigencia para salir adelante, se dice deudora Merkel.

Jubilado ya y con 80, Kasner aún cuida una pequeña iglesia de madera en el bosque de Densow. De su otro padre, el político, el ex canciller Helmut Kohl , sabido es que cuando se convirtió en rémora para el partido, Merkel lo tumbó con un artículo en la prensa. De un plumazo. Eso sí, agradeciéndole la reunificación de Alemania.

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