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La larga y convulsa carrera hacia el Brexit

Cameron quiso zanjar la división interna de los «tories» sobre su relación con la UE con un referendo que ha triturado a la clase política y ha dividido aún más al país

F.J. Calero

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Con la promesa de celebrar un referendo sobre la permanencia del Reino Unido de la Unión Europea, el ex primer ministro británico, David Cameron, buscaba zanjar la guerra civil en el Partido Conservador sobre la cuestión europea, que se arrastraba desde hacía tres décadas. El ... dilema se remonta a aquel exaltado «¡no, no, no!» de Margaret Thatcher en 1988 a la idea de crear unos «Estados Unidos de Europa». Cameron apelaba, en 2013, a que había que «afrontar este problema, liderar el debate, y no esperar que desaparezca por sí solo». Sin embargo, el cisma que pretendía cerrar no se correspondía con las principales preocupaciones de los británicos entonces: la economía y las medidas de austeridad, la inmigración y la situación de la Sanidad pública (NHS), la joya de la corona británica. Menos de un 10% de los consultados culpaban a la UE de esos males. Después del referendo, en junio de 2016, el porcentaje subió al 50%.

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